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jueves, 3 de diciembre de 2015

Críticas: El viaje de Arlo

9/10
The Good Dinosaur (USA, 2015).
Dirección: Peter Sohn.
Intérpretes (voces): Raymond Ochoa, Jack Bright, Jeffrey Wright, Frances McDormand, Anna Paquin.

Guión: Meg LeFauve.
Música original: Jeff Danna , Mychael Danna.
Montaje: Stephen Schaffer.
Idioma: Inglés.
Duración: 93 minutos.





Pixar camina entre dinosaurios

Por Alberto Gallardo

Tras la triunfal (y un pelín sobrevalorada) Del revés, Pixar estrena en un mismo año una segunda película, lo cual es un acontecimiento a celebrar para los fans de la animación y el cine familiar. El viaje de Arlo se enfrenta en su estreno con el duro hándicap que supone la alargada sombra del anterior film del estudio y con la etiqueta de película maldita, ya que Pixar apartó a Bob Peterson del proyecto a medio camino, para reorientar la idea inicial y apostar por una visión muy distinta a la inicialmente planteada, lo que provocó el retraso de su estreno previsto en un principio para 2014.

El viaje de Arlo, como es habitual en las creaciones del estudio, parte de un concepto brillante, fabulando hábilmente con la hipótesis de una generación de dinosaurios  intelectualizados fruto del desvío in extremis del meteorito que acabó con la especie al impactar contra la Tierra. Estos seres adquieren, por obra y gracia de Pixar, la capacidad del habla y el dominio de la agricultura y la ganadería, conviviendo en sociedades "humanizadas" encaminadas hacia una idea de civilización.
El héroe de esta historia, con un trasfondo de drama familiar muy del gusto del sello Disney, es un joven y torpe apatosaurio, que se ve apartado accidentalmente de su familia y su hogar, al que intentará volver acompañado de un pequeño salvaje al que llama Spot. La película juega con habilidad y sentido del humor a la inversión de la típica relación entre humano y bestia, convirtiendo al niño en un intrépida alimaña de buen corazón, que sacará al torpe reptil de más de un apuro.

El film es visualmente fabuloso, con una animación que inserta a sus personajes (algunos de aparición breve, pero brillantísimo diseño) en impresionantes parajes reales pertinemtemente digitalizados, dando como resultado un aspecto visual inicialmente chocante y finalmente cautivador, que nos regala momentos de enorme belleza como el pasaje en el que ambos protagonistas corren junto al río mientras una bandada de aves sobrevuela la escena.

El sobresaliente paisaje animado le da al film un aire de western en el que incide también su elegante banda sonora (obra de Michael y Jeff Danna), mucho más innovadora de lo habitual en este tipo de producciones. Por su parte, el relato se acoge al mecanismo del regreso a casa tan habitual en Pixar, y el trayecto se convertirá en un estimulante viaje de aprendizaje digno de una buena road movie, en la que los protagonistas gozarán de la ayuda de algunos y harán frente a la amenaza de otros en una aventura iniciática de emotivo desenlace.

En resumen, y huyendo de odiosas comparaciones, El viaje de Arlo es una película tierna y emotiva que, a pesar de carecer de la desbordante inventiva de otros títulos de Pixar, queda lejos de suponer un paso en falso en la envidiable trayectoria del estudio. Un producto familiar de admirable factura e inteligente desarrollo que no decepcionará a los fans de la animación mainstream norteamericana.



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