Social Icons

miércoles, 21 de mayo de 2014

Documenta Madrid 2014: El documental de género

Por Manuel Barrero Iglesias

Se lleva muchos años discutiendo acerca de los límites -cada vez más difusos- entre ficción y documental. De hecho, muchos prefieren usar el término no ficción para referirse a ese cine que se supone trabaja sobre la realidad. Como decimos, los límites son cada vez menos claros. Toda realidad tiene algo de ficción, y toda ficción tiene algo de realidad.

En los últimos tiempos, ese cajón de sastre con el que se etiqueta al cine documental experimenta una transformación en la que los códigos del cine de género están cada vez más presentes. Recordemos esa primera mitad de Searching for Sugar Man (Malik Bendjelloul, 2012), construida como todo un thriller a lo Zodiac (David Fincher, 2007). Y a ese género recurre también Nadav Schirman en The Green Prince, la historia del hijo de uno de los lideres de Hamás que trabajó durante años como espía para Israel. Lo potente del relato se encuentra en la relación establecida entre el espía y su supervisor. Una lealtad mutua que se contrapone a ese entorno lleno de odio y violencia. Pero hasta llegar ahí, el director se empeña en dar importancia a una intriga que construye con infinita torpeza. Recursos como la música omnipresente o las secuencias de recreación remiten al cine de espías de segunda o tercera fila. No hay ninguna sutileza en el desarrollo de una trama que abusa del efectismo barato para crear tensión.



Two Raging Grannies es a la vez comedia y road movie. Dos ancianas deciden indagar sobre los motivos que nos han llevado a la actual situación de crisis, en un viaje que las lleva de Seattle hasta Wall Street. También hay construcción en este film, pero de manera menos manipuladora. El director propicia situaciones de continua interacción entre las protagonistas, de cuyos caracteres antagónicos surgen los momentos más hilarantes. Estamos ante la típica relación de un buddy film; eso sí, sustituyan dos hombres de mediana edad por dos mujeres mayores. Y dentro de la aparente ligereza de su tono se esconden un buen puñado de reflexiones valiosas. Tanto en la forma de afrontar la proximidad de la muerte, como en la manera que la sociedad se enfrenta a las injusticias del mundo.


Thriller, comedia... y ciencia-ficción. Bugarach se mete en terrenos poco frecuentados por el documental, y se nos presenta como una película sobre el fin del mundo. Un pequeño pueblo francés se anuncia como el único lugar del planeta que sobrevivirá al apocalipsis profetizado por los mayas. Aquí la manipulación de los directores -que está presente a la hora de propiciar encuentros- es menos visible aún. Su labor es la de estar durante meses observando a la gente -tanto autóctona, como visitante- para luego contar algunas de las historias que allí transcurren. Es decir, su objetivo no está delimitado antes del proyecto, sino que surge con el trabajo de campo. En este sentido, su obra conserva un bonito componente aleatorio, alejado del férreo control que hay en The Green Prince. Y en estas pequeñas historias de personajes tan variopintos, volvemos a observar unas cuantas reflexiones sobre la naturaleza humana. Aunque los autores parecen decantarse por mostrar el absurdo en todo su esplendor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
 
Blogger Templates