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domingo, 8 de diciembre de 2013

El consejero

2/10
The Counselor (USA-Reino Unido, 2013)
Dirección: Ridely Scott.
Intérpretes: Michael Fassbender, Penélope Cruz, Cameron Diaz, Javier Bardem, Brad Pitt.
Guión: Cormac McCarthy.
Música original: Daniel Pemberton.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Pietro Scalia.
Idioma: Inglés.
Duración: 117 minutos.



Dificultades fronterizas


Las turbulentas lindes entre México y Estados Unidos siempre han sido territorio propicio para hablar sobre el lado más turbio del ser humano. Tráfico de drogas. Y de personas. Dinero y corrupción campando a sus anchas. El sistema capitalista encuentra en este microcosmos un reflejo fiel de su estructura. Ya Orson Welles puso el dedo en la llaga con la descomunal Sed de mal (Touch of Evil, 1958). El mismo Cormac McCarthy se aproximó a este mundo en su novela No es país para viejos (No Counry for Old Men, 2007), trasladada a la gran pantalla de manera magistral por los hermanos Coen.

Ahora, el reputado novelista debuta como guionista cinematográfico con El consejero, película también fronteriza que juega con la ambigüedad moral de sus protagonistas. Los masculinos. Porque las dos féminas se encuentran encerradas en estereotipos opuestos (bondad y maldad en estado puro). Como antagónicos son los momentos eróticos que protagonizan. El film comienza con una secuencia de gran sensualidad -quizás la mejor de la película, junto a la del asesinato del motociclista- entre Fassbender y Cruz. 
La otra secuencia de alto voltaje tiene como protagonista a Cameron Diaz. Hay un claro desfase entre la narración que hace el personaje de Bardem y las imágenes que ilustran el hecho. Reiner describe un momento turbador que prácticamente le cambió la vida. Pero para el espectador actual, el numerito de Diaz no deja de ser bastante light. Ni McCarthy ni Scott se han enterado de que estamos en 2013, y es que la película tiene mucho de sucedáneo del thriller de los 70.

Pero la contradicción más flagrante en la que cae El consejero radica en los diálogos que sueltan sus personajes (atención también a las interpretaciones de risa). Una sarta de peroratas que suenan aún más ridículas en boca de estos traficantes. No hay ninguna concordancia entre sus personalidades y sus palabras, las cuales andan más cerca de la cita literaria que del diálogo cinematográfico. Si la intención era dar carga de profundidad al relato, el fracaso es estrepitoso.

Tampoco funciona la historia del hombre corriente que se mete en un lío del que es incapaz salir. La narración es confusa, y llega un momento en el espectador no se entera de lo que ocurre. Y lo que es peor, tampoco es que importe demasiado. Así que ni como thriller de entretenimiento, ni como reflexión sobre la devastadora naturaleza humana. El consejero se pierde en algún rincón de esos terrenos fronterizos que pretende retratar.


Manuel Barrero Iglesias






1 comentario:

  1. Como fan de McCarthy que soy, yo le echo la culpa a Scott. Creo que en manos de un director más acostumbrado a toma riesgos, el resultado final hubiese sido mucho más satisfactorio. Otra cosa que a mi me disgusta de la película es el vestuario, absolutamente horrible.

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