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jueves, 12 de diciembre de 2013

Carrie

2/10
Carrie (Estados Unidos, 2013).
Dirección: Kimberly Peirce.
Intérpretes: Chloë Grace Moretz, Julianne Moore, Gabriella Wilde, Portia Doubleday, Ansel Elgort, Judy Greer.
Guión: Lawrence D. Cohen, Roberto Aguirre-Sacasa; sobre la novela de Stephen King.
Música original: Marco Beltrami.
Fotografía: Steve Yedlin.
Montaje: Lee Percy, Nancy Richardson.
Idioma: Inglés.
Duración: 100 minutos.



Derrotada por el mito

No es sencilla la tarea de llevar al cine una novela que ya se convirtió en leyenda audiovisual hace más de treinta años. El peso de aquella versión es demasiado, más por su carácter icónico que por su consistencia final. Una mitificación en la que intervienen de forma decisiva tres factores: la cámara de Brian De Palma, la presencia de Sissy Spacek y la música de Pino Donaggio. Ellos tres se bastaron para crear un referente dentro de la cultura popular.

¿Cómo competir con aquel film? La única manera es olvidar que existe. Pero eso es imposible. Para el espectador (al menos de una cierta edad) y parece que también para Kimberly Peirce. La directora parece deseosa de cortar vínculos, pero nunca deja de mirar de reojo al referente. Carrie (2013) nunca se decide entre la nueva adaptación de la novela o el remake de la película. Y así es muy difícil despertar el interés con un producto que, ya de entrada, se mira con recelo.
Esta nueva versión parece bastante preocupada en demostrar cómo ha avanzado la tecnología, haciendo ostentación de efectos especiales para ilustrar los poderes de su protagonista. Esto nos conduce a uno de los grandes males del actual cine en Hollywood, el alargamiento extenuante del clímax. Carrie (1976) no era una película demasiado sutil. Al contrario, De Palma exhibe sin tapujos su estilo desmesurado. Pero tiene el buen criterio de darle a la masacre final el tiempo justo, sin recrearse en la jauría.

Muy significativa es la muerte de los “villanos”, secuencia que en la versión del 76 se despachaba en pocos segundos. A Peirce se le va la mano de tal forma que esos personajes acaban siendo una mala caricatura. Lo que, dicho sea de paso, rompe todo el naturalismo que supuestamente pretende la directora frente al artificio de De Palma. De nuevo, hablamos de espectáculo vacío e inútil. Si a todo esto le sumamos el gravísimo error de casting con la elección de Chloë Grace Moretz, nos queda una película más de terror adolescente. Una de tantas que van directamente al montón de la mediocridad.


Manuel Barrero Iglesias



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