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miércoles, 8 de febrero de 2012

Los idus de marzo

7/10
The ides of March (Estados Unidos, 2011).
Dirección: George Clooney.
Intérpretes: Ryan Gosling, George Clooney, Paul Giamatti, Philip Seymour Hoffman, Marisa Tomei, Evan Rachel Wood, Jeffrey Wright, Max Minghella.
Guión: George Clooney y Grant Heslov sobre la obra teatral de Beau Willimon.
Música original: Alexandre Desplat.
Fotografía: Phedon Papamichael.
Montaje: Stephen Mirrione.
Idioma: Inglés.
Duración:101 minutos.



Algo huele a podrido en América

George Clooney es uno de los personajes fundamentales del cine norteamericano actual, tanto en su faceta de actor como por sus trabajos como realizador; en los que si bien nunca ha llegado a la excelencia, no se le puede negar un considerable nivel.

Tras la mediocre, y sin duda obra menos acertada dentro de su corta carrera como director, Ella es el partido; Clooney vuelve a la realización con la adaptación de la obra teatral de Beau Willimon sobre los pormenores de unas elecciones primarias dentro del partido demócrata.

La adaptación cinematográfica de una obra teatral siempre supone un desafío para los guionistas y directores de cine. El teatro suele tener, por motivos obvios, un reducido número de localización, lo cual puede ser alterado al pasar al cine -como sucede en esta película-, o puede respetarse de manera estricta -un claro ejemplo es la última película de Polanski-. Lo cierto es que al ver Los idus de Marzo nunca nos da la sensación de estar viendo una obra teatral, al contrario que con Un dios salvaje, y la película fluye con naturalidad a través de unos personajes ávidos de poder que harán cualquier cosa con tal de alcanzarlo.

La película nos presenta a una clase política inmoral, que persigue el poder como un fin más que como un medio para conseguir un bien superior. Para los escépticos con la realidad política, la película será convincente. Para los que creen que todo está corrupto y podrido, el regusto será amargo, por blanda y convencional. Pero algo es algo, sobre todo cuando viene de Estados Unidos. No debemos olvidar que aunque para ellos Clooney sea poco menos que un comunista, la realidad es que un demócrata. Y que dentro de la dicotomía demócrata-republicano, es algo parecido a un neoliberal con remordimientos. Por lo tanto, no podemos esperar que cuestione la totalidad del sistema, sino lo que es moralmente reprobable dentro de los cánones del libre mercado.

Disertaciones pseudos-políticas aparte, la película resulta estimulante la mayor parte del tiempo, tanto por su temática como por la habilidad de sus intérpretes y escasas pretensiones estilísticas de su director, que opta por una dirección sencilla y sin florituras en pro de la efectividad de su discurso. Un acierto más en la carrera del Clooney director, que si bien no le coloca entre los grandes, si que nos deja con la sensación de que es alguien al que seguir teniendo en cuenta.

David Sancho



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