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jueves, 28 de septiembre de 2017

San Sebastián 2017: Morir


 Por Andrea Dorantes


Morir (Fernando Franco. España, 2017)
Sección Oficial. Fuera de concurso
 
 
En la nueva película de Fernando Franco nos sumimos en el sonido ensordecedor de las olas que envuelven el cuerpo de Marta.

Marta y Luis están disfrutando de sus vacaciones en un verano tardío, cuando irremediablemente él irrumpe su calma con una temida noticia: los resultados de sus análisis médicos no han ido bien, tiene un tumor cerebral. Él desde el inicio se muestra reacio a iniciar una rutina de tratamientos médicos continuos y agresivos, y como es de esperar, esta decisión influye directamente en su relación de pareja.

Tanto el miedo a la muerte por parte de ambos, como el dolor por sufrir la enfermedad de su pareja por parte de Marta, empiezan a enturbiar cada vez más el ambiente, que parece empezar a moverse en espirales: él decide mantener en secreto su enfermedad a todes sus conocides, ella se debe encargar entonces de todo el peso que eso supone, encargarse al cien por cien de los cuidados.
Ante una situación así, emerge la violencia: Luis se muestra cada vez más agresivo según empeora su situación y Marta cada vez es menos capaz de aguantar esa carga, como Sísifo arrastra su roca, con dificultad y a la vez con resignación.

Fernando Franco nos sumerge profundamente en la historia de ambos utilizando el sonido como medio, integra de manera muy orgánica los sonidos del agua como la lluvia o el oleaje, dándoles mucha importancia ya que marcan los momentos en los que Marta parece tener un instante para sentirse aún “libre”, en contraposición al silencio que reina en los interiores, que asfixia y angustia, y parece dominar casi todo lo demás.

A su vez la elección del color azul verdoso, tanto en la dirección de arte y vestuario como en el etalonaje, contribuye a esa atmósfera pesada en la que es difícil respirar, ese verde aflora en los momentos en los que el ambiente se vuelve más enfermizo, casi insoportable.

Esta es una historia sobre la dureza de la enfermedad, para el paciente y para la persona que cuida, pero también habla de la historia de las mujeres, eternas cuidadoras que llevan soportando ese trabajo de manera implícita desde el principio de los tiempos

Fernando Franco nos lo narra con suma sutileza, cuidado y delicadeza, siendo un retrato fiel de la extrema y a la vez necesaria relación que crece entre enferme y cuidadore, y que lo cambia todo para siempre.

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