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viernes, 25 de noviembre de 2016

Críticas: Bar Bahar

6/10
Bar Bahr (Israel, 2016).
Dirección y guión: Maysaloun Hamoud.
Intérpretes: Mouna Hawa, Shaden Kanboura, Sana Jammalieh,Mahmud Shalaby, Riyad Sliman.
Música original: Mg Saad.
Fotografía: Itay Gross.
Montaje: Lev Goldser, Nili Feller.
Idiomas: Hebreo, árabe. 
Duración: 96 minutos.


La libertad utópica

Por Sofia Pérez Delgado

En el primer capítulo de la tercera temporada de la serie The Affair, una de las alumnas del protagonista, Noah Solloway, tras una discusión sobre la agresión sexual, confiesa que “las mujeres nos sentimos inseguras todo el tiempo. En clase, en las fiestas, en las entrevistas de trabajo, al entrar en un ascensor, al aparcar nuestros coches, caminando por la calle de noche…”. Si esta afirmación puede aplicarse a cualquier parte del mundo, más aún en una cultura tan cerrada como Israel, donde el choque del conservadurismo con la vida moderna impide avanzar a una sociedad. En su ópera prima, Bar Bahar. Entre dos mundos, premiada en San Sebastián y Toronto, la directora Maysaloun Hamoud presenta a tres protagonistas palestinas que buscan en Tel Aviv una ansiada autonomía que no van encontrar, pero elude el conflicto entre países para centrarse casi en exclusiva en analizar las distintas formas en las que se coarta la libertad de la mujer.

Leila, Nour y Salma comparten piso y aparentemente son independientes, pero el pasado, la familia y su entorno siempre van a suponer un obstáculo para sus objetivos. Así, Leila no puede tener pareja estable porque sus hábitos de vida no concuerdan con los de las familias de sus pretendientes; Nour, es religiosa y tradicional pero no quiere casarse con el hombre con el que la han comprometido; y Salma, lesbiana y disc-jockey, no encuentra en ese país lo que necesita. De una manera parecida a como ocurría en la estrenada este año 7 diosas (2014), en la que Pan Nalin narraba la progresiva tragedia de las mujeres que pretenden romper barreras sobre su situación en India, nos encontramos en Bar Bahar con chicas jóvenes, de actitudes más o menos liberales, pero que tienen algo en común: son conscientes de que les queda mucha vida por delante, y quieren tener la oportunidad de aprovecharla.
Tampoco es la primera vez que en el cine israelí vemos a mujeres luchando por sus derechos, siendo probablemente el mejor ejemplo Gett. El divorcio de Viviane Amsalem (2014), escrita y dirigida por la recientemente fallecida Ronni Elkabetz (a la cual se dedica la película que nos ocupa) y su hermano Shlomi Elkabetz, productor de Bar Bahar. Gett era el último episodio de una trilogía sobre una mujer cuyo único objetivo es separarse legalmente  de un marido que le hace infeliz (incluso el aspecto físico de Viviane en la primera parte, To Take a Wife (2004) es similar al de Leila en la cinta de Hamoud, probablemente por ser el personaje que defiende su modo de vida con más convicción), demostrando una fuerte firmeza de carácter frente a la soledad y a unas normas impuestas. En este sentido, en Bar Bahar se apela más a la colaboración colectiva, y a la ayuda y empatía entre la propias mujeres (porque son conscientes de que no tienen a nadie más), mientras el drama se une a la comicidad del día a día.

Menos centrada por tanto en lo político y cultural que en lo social, Bar Bahar no es una crítica tan visceral como cabría esperar. Se trata de cine de concienciación de manual, que habla del machismo de un sistema patriarcal dejándose llevar tranquilamente por multitud de tópicos; aunque eso no impide que deje en evidencia la necesidad de un cambio de actitud que empieza por lo personal. La lucha se hace día a día, y aún queda mucho por avanzar.



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