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jueves, 11 de abril de 2013

Atlántida 2013: ALI + DOS + RECOLETOS ARRIBA Y ABAJO


Tres películas que demuestran lo importante que es una buena dirección de actores para que el producto final no esté dominado por el ridículo. Y es que unas interpretaciones desastrosas pueden reventar cualquier buena intención.


Por Manuel Barrero Iglesias

Ali (Paco R. Baños, 2012)

Aunque no son los intérpretes el principal problema esta ópera prima, en la que Nadia de Santiago soporta con soltura el peso del film. Puede que algún secundario (Verónica Forqué) ande algo desubicado, pero las carencias las encontramos más en el guión y la dirección.

Baños se queda a medias en lo que prometía ser un retrato ácido sobre una adolescente que soluciona sus inseguridades a golpe de desprecio por los demás. Una aborrecible joven que sabe ser encantadora cuando le conviene.

Pero el viaje que propone el director termina siendo demasiado evidente, y el recorrido de Ali está más que marcado desde el principio. La evolución se antoja demasiado brusca, y la búsqueda de un final que lo deje todo perfectamente cerrado no ayuda a la credibilidad un relato con muchas más posibilidades.

Hay momentos puntuales de verdadera autenticidad, pero el film se pierde en el uso y abuso de recursos sobados en el cine actual. Una pena, porque hay apuntes muy interesantes sobre las dificultades de la adolescencia; sobre cómo las fachadas de seguridad suelen esconder un terrible miedo.


Dos (Stathis Athanasiou, 2012)

Apreciamos el intento del director por contarnos esta historia de amor desde una narrativa alejada de lo estándar, en la que los tiempos se confunden y los personajes se entremezclan. Una película que habla sobre un par de variantes del amor. Por un lado, ese que se deja escapar aunque todavía quede incrustado en los huesos mucho tiempo después. Por el otro, el amor que ya terminó hace tiempo, pero que se aguanta no se sabe muy bien por qué razón.

Aquí sí tenemos un grave problema con las interpretaciones de los protagonistas; quienes a veces parecen recitar el texto sin emoción, mientras otras parecen buscar la espontaneidad. Aunque en la mayoría de ocasiones, no sabemos muy bien qué pretenden. Mucha culpa de este desastre la tienen unos diálogos sin pies ni cabeza.

Y es que uno no sabe muy bien cómo afrontar esta obra, que a veces se acerca al naturalismo, pero que otras veces es demasiado pedante. Una pretenciosidad que va más allá de su juego narrativo, y que termina haciendo insufrible más de uno (y de dos) de los pasajes de esta película.


Recoletos Arriba y Abajo (Pablo Llorca, 2012)

Pero si hay una película en la que las interpretaciones chirrían totalmente, aquí tenemos el perfecto ejemplo. No sabemos si era la intención de Llorca, pero nos encontramos con unos actores atrapados en una sola unidad tonal.

Tampoco existe demasiada brillantez en un guión que relata la típica historia de amor adúltero; con el típico hombre gris incapaz de dejarse llevar, y salir de su mundo perfectamente organizado. Para rematar, hay una subtrama que acerca la película a algo parecido al thriller, traumas del pasado incluidos. 

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