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viernes, 7 de febrero de 2020

Oscar 2020: Dirección


Por Paulo Campos


Casi siempre dejo para el final de mis artículos escribir sobre los cinco mejores directores que la Academia ha considerado cada año. En esta ocasión también lo he hecho. Me gusta ver qué puedo decir de bueno y de malo en el resto de las candidaturas que están las películas en cuestión, y después llegar a la conclusión de por qué los votantes se inclinaron por estos cinco nombres y no por otros, si es que puedo llegar a esa conclusión.
Lo más destacado que puedo comentar en esta entradilla es que un año más cinco cipotes son los nominados, ni rastro de mujeres, ni de cine dirigido por ellas. ¿Pero realmente es tan flagrante este año? Pues no lo creo, la Academia ha sido bastante lógica este año y los cinco nombres que aparecen como nominados en esta categoría son los cinco que más les han gustado y las cinco películas que más les han gustado. No se puede decir que hayan votado por joder, la verdad. Pero sí es cierto que Greta Gerwig se podría haber colado. O incluso -muy remotamente, la verdad- Lulu Wang por The Farewell. Pero la pelea no está en los Oscar, la pelea está en que se les dé la oportunidad de que ellas dirijan películas como las cinco que están reinando las nominaciones. Películas de presupuestos suficientes, que ellas han demostrado que se puede y saben de sobras. De hecho, este año muchos de los blockbuster, en cuanto a presupuestos por lo menos, más esperados están dirigidos por mujeres. Véase Cathy Yan en Bird of Prey, Niki Caro en Mulan o Patti Jenkins en Wonder Woman 1984.

Tampoco había mucho sitio para directores extranjeros. El año pasado se colaron dos de pelis habladas en idioma distinto al inglés. Este año puede que sea el de Bong Joon-Ho, que ha acaparado todo. Pero Pedro Almodóvar no debió quedar muy lejos en las votaciones. Después, la duda estaba en ese quinto sitio que finalmente recogió Todd Phillips, que podría haber caído del lado de Taika Waititi. Y viendo las 11 nominaciones del Joker, igual peligraba más algún otro nominado que él. Aún así, la Academia debe ser ese lugar donde creen que una película como Marriage Story se dirige sola, porque todos dábamos por hecho que Noah Baumbach no iba a entrar en el quinteto (y de hecho, es probable que si yo tuviera que votar también lo habría dejado fuera de mi quinteto).

Sin más preámbulos, estos son vuestros nominados:


Bong Joon-Ho por Parasite
La séptima película del director surcoreano le ha llevado a la gloria. Ya no sólo como el primer coreano que ganó la Palma de Oro en Cannes, y fue recibido en Seúl como si fuera una estrella de la música de las de ahora (como Don Patricio o BTS, o alguien así, que seguro que pasa a la historia de la música). Y mira que no fue por su película más complaciente con la que ha barrido. Su forma de dirigir se mantiene intacta desde sus inicios, ya vemos en Mother mucho del cine que hay en Parasite, y vemos en Memories of Murder mucho de lo que quiere contar. Luego llegarían acercamientos al cine más occidental como son Okja o Snowpiercer, que cuenta con un número de fans entusiastas flipante.
Joon-Ho maneja la cámara con soltura, aunque haya algún plano con cámara fija -que son casi todos-, nos da todo el rato la sensación de movimiento. Y la dirección de actores está a la altura de genios como Almodóvar, porque son sus actores los que dan ese movimiento a las escenas. Se nota que hay ensayo por parte de director y actores, que tanta falta hace para cuadrar todo. Además es autor, cosa que a la Academia le encanta. Y cuando ves que es un director que está detrás de todo, teniendo en cuenta dirección de fotografía o diseño de producción, el trabajo de Bong Joon-Ho no tendría sentido, por lo que demuestra estar atento a todos los trabajos técnicos que requiere la película.

Es el director más premiado por las asociaciones críticas, y sería el gran favorito de no aparecer Sam Mendes como una estampida en estos últimos días. Así pues, Bong Joon-Ho tiene a mano el llevar el primer premio para un director coreano. Que, seguramente, ahora que el hielo está roto, no será la última oportunidad de que veamos a uno de ellos. Porque si hay un cine en expansión y acaparando premios en festivales, ese el el de la corea mala (que diría el dictador del Norte).

Sam Mendes por 1917
Estábamos allá por septiembre de 2019 cuando desde el blog de referencia en español sobre los premios Oscar (Premiososcar.net) se publicaba la primera quiniela del año. Allí, el gurú Daniel Martinez Mantilla se encontraba en la encrucijada de a quién poner como número 1 en esta categoría. Enseguida le contesté que pusiera a Sam Mendes. Era tal la barbaridad que estaba por estrenar con un plano secuencia y en tiempo real que no habría otra opción, a pesar de que en aquella fecha estaba convencido que The Irishman arrasaría con todo. Hoy, meses después y habiendo visto algunas de las diferencias con lo que anunciaban, y finalmente ha sido 1917. No creo que esté en disposición de cambiar mi apuesta, y los premios de sindicatos de directores, Bafta o Golden Globes no hacen más que decirnos que sí, que Mendes va a lograr su segundo Oscar de dos nominaciones. ¡Caray!
La verdad es que 1917 se estrenó en el momento justo. Cuando últimamente las películas estrenadas en diciembre no llegaba bien a los Oscar, parece que 2019 cambiará las tornas. Tanto crítica como comercialmente, la película sobre la I Guerra Mundial ha sido un acierto. Las dificultades que se ha autoimpuesto Mendes para hacer la película parecen ficción, rodar como si de un par o tres planos secuencia se trataran, el meter la cámara por trincheras, gente a porrillo corriendo por todas partes. Y, finalmente, que todo encaje íntimamente con un personaje es muy complicado. Y, sí, digno de premio.

Tras un comienzo abrumador con American Beauty, a Mendes le costó volver a los Oscar, exactamente 20 años. Pero pudo haberlo logrado antes, porque de él son Road to Perdition (hoy nominada segurísima), Revolutionary Road (que poco apreciada fue en su año) y revitalizar a Bond con la mejor película de la saga, sin duda alguna, como fue Skyfall. Un director superdotado que merece reconocimiento entre los grandes, aunque no sé si delante de Scorsese

Todd Phillips por Joker
Nada como que te nominen a un Oscar para clamar tu ego, ¿no? Si alguien pensó que el bocachancla de Phillips iba a salir castigado por los premios, se ha equivocado. No sólo ha convertido su visión de Joker en un superéxito de taquilla, sino que pasará a la historia como la más nominada en los Oscars 2020 y rival a batir. Vale que su puesto en dirección era el menos seguro de los cinco, y que si apareciera en este lugar el nombre de Taika Waititi o Greta Gerwig igual la gente hubiese preferido la categoría. Pero su presencia no hace más que recordar que a mucho votante le flipó la historia que nos tenía que contar del Joker, y de ahí su agradecimiento.
Es verdad que al lado de los otros cuatro nominados sí que parece que tiene poco que aportar a la candidatura. No alardea de planos, no tiene un impronta personal lo suficientemente marcada para convertir en personal una película tan de género. Pero finalmente sí se revela como un artesano en la mejor tradición de Hollywood, donde no se asusta ante el heroico proyecto de volver a dar una vuelta de tuerca a una historia tan conocida y, finalmente, rodar un Gotham desbocado y abocado al caos más absoluto. Y eso tiene mérito y hemos de dárselo. La oscuridad del personaje depende de cómo él quiere rodarlo y el tipo sabe dónde y cómo poner la cámara.

Además es también un momento de poner en valor directores que alegran el día, porque recordemos que sus anteriores trabajos son Road Trip, Resacón en Las Vegas, Escuela de pringaos o Salidos de cuentas (los pongo en spanish, porque ojo cuidao). Esto quiere decir que directores de mierdas purulentas, también hay alguien que os puede dar una oportunidad. Y mira tú, que hacer comedia puede llevarte a los Oscar. Por supuesto, no haciendo comedia, claro.

Martin Scorsese por The Irishman
No debería haber discusión cuando Scorsese dirige. No hay nadie que lo haga como él, y además, cuando la película es buena, es que no hay nadie que se le acerque a como él dirige. Ya lo dijo Sam Mendes cuando recogió delante de sus narices el Golden Globe: “no hay ningún director en el mundo que no esté a la sombra de Martin Scorsese”. Y yo le digo que sí mil veces.

Un proyecto tan brutal como es The Irishman, su trabajo de adaptación, su necesidad de estirar al más allá las horas de metraje y mantener con interés al espectador, sólo está al alcance de muy pocos privilegiados. Scorsese con 77 años tiene más vitalidad para conseguir eso que muchos pipiolos en la veintena, que parece que les pesa la cámara como si fuese un jarro de agua del río. La cámara tienen nervio, los actores a las órdenes del capitán brillan en sus diferentes momentos, y finalmente la técnica utilizada es la última que posibilita el cine. Si es que vamos, no es para darle un Oscar, es para ponerle un Hollywood para él.
Scorsese, que tiene un único Oscar como director por una de sus película más olvidadas como es The Departed (que comparada con otras cinematografías es oro puro), pero sí estuvo muchas veces propuesto. De hecho, esta de The Irishman es su novena nominación como director, dejando sin premio trabajos como Godfellas, The Wolf of Wall Street, Hugo, Ranging Bull... y no sigo, porque me cabreo solo. Un genio absoluto del cine, que como tal deberían reconocérselo, dándole ya sin votación previa este Oscar. Más merecido es imposible.


Quentin Tarantino por Once Upon a Time... in Hollywood
Hablando de genios, por aquí aparece de nuevo Tarantino con su tercera nominación como director, tras Pulp Fiction e Inglorious Basterds (además de las correspondientes en guión, claro). Tarantino se ha convertido en dos décadas en capital para el cine norteamericano. Cada vez que estrena es una celebración del cine, un regalo para cualquier aficionado al cine. Y además, cuando acierta, se convierte en un auténtico hito en el año cinematográfico.
No puedo sino alabar la dirección de la película, porque se trata de un constante homenaje al cine, porque desprende cariño absoluto por sus personajes, porque la película se lo está pasando pipa consigo misma (y eso no es reflejo sino de que quien está detrás está disfrutando cada segundo de rodar lo que quiere rodar. Nos consigue meter en su mundo, donde cada escena es un homenaje a todo lo que a él le gusta, o le gustaba, de niño. Y que nosotros lo compartamos es producto del milagro que consigue su cine. Escenas técnicamente maravillosas, como las de los rodajes de los western, la secuencia de la pelea final y, sobre todo, el tacto con el que rueda la historia de Sharon Tate, presenta a un Quentin Tarantino que evoluciona y hace evolucionar a su cine. Una verdadera fiesta de película y un enorme trabajo de dirección.

Además, vale que el truco de la meta verdad ya lo utilizó en sus anteriores película. Pero es que, joder, te hace sentir tan bien la espiral de violencia y locura absoluta que quieres quedarte a vivir en ese mundo, probablemente más crudo que el real, pero en el que Tarantino te acurruca entre algodones para ver cerebros esparcirse por el salón. ¿Es o no es premiable?

Mi ganador: Martin Scorsese por The Irishman

Mis nominaciones:

-Bong Joon-Ho por Parasite
-Sam Mendes por 1917
-Terrence Malick por A Hidden Life
-Martin Scorsese por The Irishman
-Quentin Tarantino por Once Upon a Time... in Hollywood

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