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jueves, 25 de febrero de 2016

Críticas: Janis

6/10
Janis: Little Girl Blue (EEUU, 2015)
Dirección y guion: Amy Berg.
Documental: Janis Joplin, Cat Power, Peter Albin, Sam Andrew, D.A. Pennebaker, Dick Cavett, Kris Kristofferson, Dave Getz.
Fotografía: Jenna Rosher, Francesco Carrozzini.
Montaje: Mark Harrison, Maya Hawke, Garret Price, Brendan Walsh.
Idioma: Inglés.
Duración: 105 minutos.


Janis, dulce y sucia

Por MIguel Montañés

Janis, la sureña ruidosa, rechoncha y fea no se ha inyectado heroína hoy pero lo hará cuando termine el concierto. Sube al escenario porque es lo único que sabe hacer y nadie lo hace mejor que ella en lo suyo. Jamás será Aretha Franklin pero en su intento por conseguirlo ha dado con algo mucho más interesante que una mera copia de lo que, de por sí, es imposible reproducir. A medio camino ha encontrado un estilo que ya nadie podrá arrebatarle y le hará pasar a la historia. Se nutre de la comunión con el público y absorbe todo el amor que recibe porque, como cuenta a través de la voz de Cat Power, cuando termine el espectáculo y vuelva a casa se quedará sola mientras el resto de la banda pasa la noche con alguien. Después de uno de esos conciertos, a pesar de haber intentado que las cosas funcionen por todos los medios, a pesar de haberlo dejado una o dos veces, a pesar de tener planes para el futuro con hombres que aparecen y desaparecen de su vida, morirá de una sobredosis a la edad en que se supone que tienen que morir las estrellas.

Janis, el documental, lo cuenta. Cuenta esto y algunas otras cosas, y no es que lo haga mal, pero entra como un misil en esa categoría de biografías manufacturadas con el piloto automático que YouTube suele rescatar de sesiones de sobremesa. Entrevistas a familiares y supervivientes, imágenes de archivo, reflexiones propias leídas por voces ajenas. Otra celebridad sepultada bajo el peso del éxito. Introduzca su favorita aquí, las figuras son intercambiables. Poca energía, excesivo canonicismo y nada nuevo a lo que el devoto pueda hincarle el diente.

La truncada existencia de Joplin está repleta de material susceptible de ser relatado si uno se molesta en escarbar algo más allá de la superficie, por debajo de su complicada adolescencia, los inevitables anhelos de trascendencia y el consabido final abrupto que todos sospechaban pero ninguno pudo frenar. Se agradece el homenaje aunque resulta insuficiente y acusa una preocupante —por ser una constante en este tipo de cintas— anemia narrativa. Eso sí, para cualquiera que no conozca la historia de la de Texas y quiera iniciarse, ésta es una buena puerta por la que entrar. 


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