Social Icons

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Críticas: Orígenes

3/10
I Origins (Estados Unidos, 2014).
Dirección, guion y montaje: Mike Cahill.
Intérpretes: Michael Pitt, Brit Marling, Astrid Bergès-Frisbey, Steven Yeun, Archie Panjabi.
Música original: Will Bates, Phil Mossman.
Fotografía: Markus Förderer.
Idioma: Inglés.
Duración: 106 minutos.


El secreto de sus ojos 

Por Manuel Barrero Iglesias

Mike Cahill utilizó la ciencia-ficción como coartada exótica para contar un drama de los de toda la vida. Aquella Otra Tierra solo era útil para dejar un regusto a new age de saldo en la resolución del conflicto planteado. Misterios de la vida, con aquella ópera prima Cahill se ganó el favor de los círculos independientes (premio en Sundance mediante). Aquellos que huyen de la grandilocuencia, y que prefieren el "corazón" a los efectos visuales en la ciencia-ficción se rindieron ante él. 

Su segunda película mantiene el género, aunque esta vez no es se queda en anécdota estrafalaria. Orígenes sí es un film de ficción que explora los límites de la ciencia. El protagonista se propone demostrar la evolución del ojo, paso a paso, y así desacreditar a aquellos que defienden su complejidad como una prueba de la existencia de un ente superior. El autor confronta ciencia y fe, pero no lo hace en una pelea con vencedores y vencidos, más bien en un combate que busca el entendimiento en un territorio común entre ambas. Al menos, esas parecen las intenciones del director según sus propias palabras. Otra cosa es el resultado.
Porque de forma sutil, pero constante, se nota demasiado la atracción por lo misterioso y lo espiritual, frente a la "aburrida" ciencia. El personaje interpretado por Astrid Bergès-Frisbey encarna esa fascinación por lo esotérico, que tiene más tarde su prolongación en una niña de la India. No hay lugar más tópico para que un occidental hable de espiritualidad. Y, por lo general, para que lo haga desde la más terrible superficialidad. Y eso es lo que ocurre en Orígenesuna película que abraza sin pudor contenidos y estéticas con aires de profundidad, pero con un enorme vacío interior.

Desde su acabado visual al uso de la música. Pasando por la elección de unos actores (esa pareja científica joven y apuesta). Estamos ante un trabajo de diseño que plantea alguna cuestión interesante aquí y allá, pero incapaz de dar una respuesta coherente ante esas dudas. Al contrario, el film se asoma demasiadas veces al abismo del ridículo. Si se quedan a ver la secuencia tras los títulos de crédito sabrán de lo que hablo. Suponemos que Cahill se toma muy en serio algo digno de una parodia. Y no es bueno tomarse tan en serio a uno mismo, especialmente si tu discurso no tiene demasiado interés.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
 
Blogger Templates