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viernes, 1 de agosto de 2014

Viajo sola

6/10
Viaggio sola (Italia, 2013)
Dirección: Maria Sole Tognazzi.
Intérpretes: Margherita Buy, Stefano Arcossi, Fabrizia Sacchi, Gianmarco Tognazzi, Alessia Barela.
Guión: Ivan Cotroneo, Francesca Marciano, Maria Sole Tognazzi.
Música original: Gabriele Roberto.
Fotografía: Arnaldo Catinari.
Montaje: Walter Fasano.
Idiomas: Italiano, francés, inglés.
Duración: 85 minutos.


La libertad reside en la opción

Por Andrea Dorantes

Maria Sole Tognazzi nos trae Viaggio sola, un drama veraniego con tintes de comedia.
Irene (Margherita Buy) es una mujer soltera, una mujer moderna cuyo trabajo le ofrece lo que “toda persona” desearía: dinero, viajes y lujo. Irene es inspectora de hoteles de cinco estrellas, se encarga de evaluar prácticamente todo: desde la atención al cliente hasta la temperatura del vino que le sirven en la habitación. No cesa de viajar y a lo largo del largometraje la encontramos en diversos países como Marruecos o Alemania, siempre rodeada de un escenario ostentoso. Aunque recientes sucesos en su vida cercana le harán plantearse ese estilo de vida, quizá lujoso pero rutinario y lo más importante, solitario.  En sus vueltas al hogar, Roma, cuya casa es más impersonal y fría que las habitaciones de hotel que visita, Irene comparte su tiempo con su ex-pareja y mejor amigo Andrea y la familia que ha formado su hermana. 

Ante un estilo de vida completamente opuesto -matrimonio, hijos-, su hermana, que siente incluso pena por ella, que cree preocuparse por su incorrecta elección de vida (quién la cuidará cuando envejezca, quién estará ahí si decide no tener hijos o marido), no hace más que ahogarla en el estereotipo que la sociedad impone sobre la mujer “de negocios”, lo que debe hacer una mujer a cierta edad si no quiere convertirse en una solterona. Irene, entre todo este trajín de viajes y familia, se encuentra en la dualidad que supone defender su estilo de vida no impuesto por la sociedad, y darse cuenta también de que la soledad no está en viajar sola sino en sentirse sola. Ya que viaja sola por trabajo, no por gusto, y aunque a la vez ella es quien elige trabajar en una empresa así, no disfruta de esos viajes. Está sola “a la fuerza”, por elección y a la vez por obligación. A su vez su trabajo exige ese estilo de vida que ha elegido, es la pescadilla que se muerde la cola. 

La película retrata de forma fantástica la belleza de los destinos a los que Irene viaja. Esos hoteles ofrecen un microuniverso de lujo vaya al país que vaya, siendo notable la diferencia entre el hotel de Marruecos y las calles por las que Irene después pasea. Belleza artificial, como su vida. Un escenario de cartón-piedra que acaba desmoronándose por sí mismo.

Aparentemente puede ser un argumento facilón, no demasiado original -no hace falta irse a Into the wild para notar “la historia mil veces contada” de alguien que encuentra que su vida no es lo que esperaba y decide ir en busca de sí mismo-, pero sin embargo no es habitual que se aborde esta temática desde un punto de vista  feminista y cuya simpleza permite la reflexión en el espectador. Qué significa viajar solo, por qué cada vez más mujeres lo hacen y qué diferencia hay entre eso y el estilo de vida de la protagonista. Aun siendo obvia la consideración de estas cuestiones, la directora Maria Sole Tognazzi opta por utilizar una voz en off que aunque a veces ayuda a la ironía de esa vida, también explica demasiado y da la sensación de ser una película demasiado masticada. Resultado: una tragicomedia fresca, ligera y feminista que cae de vez en cuando en lo convencional, aunque agradable en cualquier caso.




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