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martes, 15 de septiembre de 2020

Crónicas: Festival Toronto 2020 (II)


Por Paulo Campos

La esencia del festival canadiense es eminentemente industrial. Es decir, desde el inicio se planteó como un mercado con distintas habitaciones donde el cine de medio mundo -más un amplio espectro del norteamericano- se presentan a ojos de distribuidores y demás peña con traje y con muchos millones para gastar en pelis para que luego ganen cosas. Luego, se añadieron como garrapatas los críticos cinematográficos, como si fuera gracias a ellos (gracias a nosotros) que las películas llegaran a alguna parte. Pero dejadnos creer que así es, que gracias a texticos como este las películas que se alaban van a llegar más lejos en taquilla, premios o no sé qué más que otras. Pero bueno, aprovechando esa rendija para que la escoria que rodea el mundo del cine pueda ver películas, os cuento cositas de pelis que vi en la plataforma famosa. 


Apples (Christos Nikou. Grecia-Polonia-Eslovenia, 2020)

La carta de representación de Nikou no puede ser más reveladora, es el ayudante de dirección de Lanthimos en Canino y el de Linklater en Before Midnight. Y ya está, con esto poco más hay que decir, ¿no? Si yo os lo presento aquí, ¿qué esperáis de él? Pues un cine hierático, frío en su concepción y con propuestas radicales para presentar un estrato de la sociedad distinto al que normalmente es el protagonista de grandes películas.

Partiendo de una premisa que hoy en día toma importancia y un cringe que flipas, la película nos sitúa en un espacio temporal indefinido, donde una pandemia está actuando sobre la población sin que nadie pueda responder a el cómo o por qué. En este caso no mata, simplemente provoca una amnesia total a los afectados y nos lleva a un proceso de deshumanización de aquellos a los que nadie reconoce después.

Es el caso de nuestro protagonista, estupendamente interpretado por un Aris Servetalis con rigor mortuorio en su cara, que despierta en un autobús sin saber quién es. Después de ser llevado a un hospital es incluido en el programa para dotar de humanidad y una personalidad a los participantes. Trasladado a un nuevo hogar independiente debe seguir las indicaciones dadas desde una cinta de cassette que, en teoría, conforman lo que es un hombre y debe recogerlo en fotografías, que vendrían a ser, tal cual, una especie de Instagram rudimentario donde las fotos son más ficción que la carrera de Froilán. ¡Ah! Y manzanas, comer muchas manzanas que son buenas para la memoria, de ahí el título. 

Metáfora de la deshumanización, de la sociedad, de la creación de una personalidad que encaje con la que todos estamos de acuerdo en aceptar como la buena, y un recorrido sobre cómo desde la simpleza podemos contar muchas cosas tan atemporales como las localizaciones de tu película. Muy bien Nikou, creo que padrino Lanthimos te va a abrir un buen camino. Y más si películas como esta, que cuesta cuatro euros, saben llegar tan lejos.

Lacci (Daniele Luchetti. Italia, 2020)

Una semana después de que inaugurara la Mostra de Venezia 2020, ya teníamos en la plataforma esta película del director italiano. Como suele suceder en Venezia, aunque este año sin Cannes esperaba otra cosa, los italianos sudan de su propio festival y desde luego presentan las rebajas para ser tenidas en consideración. Los Lazos de Luchetti no van a pasar a la historia del cine italiano, por más que algún acierto tengan. 

Empiezo por resumir, la película es un Marriage Story con menos pasta y más colorines, estalla cuando él le confiesa a ella que tiene una aventura. Y claro, cristo, pelea, huida, divorcio y dos críos de por medio. Vamos, la originalidad hecha cine. Pero es que la americana al menos planteaba con humor alguna situación y tenía personajes interesantes, aquí se limita a ser la prima lejana de Baumbach. 

Alba Rohwacher es la más destacada del reparto, siempre mola verla en pantalla, pero vamos, que aún así se me queda cortita para recomendarla sólo por ella. Una sucesión de lugares comunes de los que sólo sale cuando se pone de mala hostia y recupera un tono más oscuro, pero que acaba siendo un espejismo porque nunca se atreve a ir más allá. Me molesta especialmente los subrayados de cada frase, la sobrexplicación. Y echo en falta esa ligereza del cine de Luchetti, que lo tiene. 

En fin, que una película que se ve, no es larga, pero no deja de ser algo cien veces visto y encima no añade nada que la haga salirse del redil. Desde luego por esta banda no me arrepiento de perderme la inauguración de Venecia y verla desde mi sofá gracias a la súper plataforma de Toronto 2020.


Passion simple (Danielle Arbid . Francia-Bélgica, 2020)

Como este año Toronto y San Sebastián llegaron a un acuerdo, no podemos hablar de las películas que se verán en Donostia en sección oficial. Así que nada puedo decir de esta adaptación francesa, simplemente que cuidado con tomar decisiones cachondísimo/a perdido/a porque sale regu.

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