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viernes, 24 de febrero de 2017

Críticas: Psiconautas, los niños olvidados

7/10
Psiconautas, los niños olvidados (España, 2015).
Dirección: Alberto Vázquez y Pedro Rivero.
Guión: Alberto Vázquez y Pedro Rivero (basado en la novela gráfica “Psiconautas” de Alberto Vázquez).
Director de animación: Khris Cembe.
Música: Aranzazu Calleja.
Idioma: Español.
Duración: 76 minutos.


Viajeros de un mundo menor

Por Luis López


Psiconautas, los niños olvidados fue la ganadora del premio Goya a la Mejor Película de Animación 2017 en la edición celebrada hace pocas semanas. Sin duda este galardón ha sido un espaldarazo para su estreno en 50 salas comerciales el próximo día 24 de febrero. Los directores Pedro Rivero y Alberto Vázquez- este último es también el autor de la novela gráfica, y doble ganador pues se llevó el Goya al mejor cortometraje de animación por “Decorado”- construyen una fábula en torno al aislamiento y la comunicación en una isla tras una catástrofe ecológica. Los protagonistas son dos adolescentes Birdboy y Dinki que buscarán la manera de escapar de la desolación sin esperanza en tierra baldía.

No, parece que he pasado por alto el doblete de Vázquez pero no lo he hecho. Simplemente quería dedicarle su propio párrafo. Imaginen que Amenábar o Sorogoyen lograran el mismo año el Goya al mejor cortometraje y largometraje de ficción. Aún se estarían abriendo telediarios y cerrando bares por el asunto. Cabe recordar también que en el año 2012 Birdboy, dirigido por el tándem Vázquez y Rivero, ganó el Goya al Mejor Cortometraje de Animación. Pero como la animación es para niños y el cortometraje ni brilla ni tiene el glamour del hermano mayor parece que no sea una gesta mayúscula. Y lo sucedido en esta edición 2017 lo es.
La psiconáutica o navegación mental es la metodología que describe los efectos subjetivos producidos en estados alterados de conciencia que el propio investigador se procura a fin de explorar la condición humana y sus aristas. Esta sería una definición aproximada del término que ya previene al avezado lector que estamos sumergiéndonos en paraísos artificiales, quizá los únicos reales, gobernados por sustancias que comportan riesgos para la estabilidad mental. El hecho de ser en estado alterado ha seducido tanto a la literatura que existen auténticas obras maestras dedicadas al consumo de drogas en primera persona; Baudelaire, Thomas De Quincey, Freud o Huxley fueron drogadictos al menos en algún momento de sus vidas. El cineasta Ken Russell dirigió en 1980 la interesante Altered States, (traducida en España como “Viaje alucinante al fondo de la mente”) en la que el científico interpretado por William Hurt se embarca en un viaje psicotrópico con graves consecuencias físicas y mentales.


En Psiconautas, asistimos al viaje en su doble vertiente interna y externa. Respectivamente: Birdboy abusa de sustancias para evadirse de la realidad y el dolor que le produce la soledad. Dinki en cambio busca el viaje marítimo para escapar de la isla. Pero la evasión siempre tiene un peaje y en un mundo convertido en un sumidero medioambiental la cuota es aún mayor. Y es aquí donde destaca la obra de Vázquez. Es hábil creando atmósferas de fuerte contraste que trasladan, más bien sugieren, al espectador diversas emociones. Así la historia se apoya en mundos oníricos muy marcados a través del color y la textura que invocan la belleza de la naturaleza, así como también se apoya en trazos primitivos y perspectivas agudas que retrotraen al espectador a pesadillas colectivas del síndrome de abstinencia, por mostrar los dos extremos de la paleta expresiva. Entre ambos solo cabe navegar.


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