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viernes, 13 de mayo de 2016

Críticas: El hombre que conocía el infinito

5/10
The Man Who Knew Infinity (Estados Unidos, 2015).
Dirección: Matt Brown.
Intérpretes: Dev Patel, Jeremy Irons, Toby Jones, Stephen Fry, Jeremy Northam, Kevin McNally, Enzo Cilenti, Shazad Latif.
Guión: Matt Brown y Robert Kanigel sobre la novela de Robert Kanigel.
Fotografía: Larry Smith.
Montaje: J.C. Bond.
Idioma: Inglés, tamil, sánscrito.
Duración: 108 minutos.


Sin riesgo no hay recompensa

Por David Sancho

Biopic sobre Srinivasa Ramanujan, matemático indio que tuvo muchos problemas para ganarse a la población académica inglesa por ser autodidacta y poco dado a seguir los cauces científicos convencionales, así como por su origen humilde.

Ramanujan abandona la India para trabajar en Cambridge junto a G.H. Hardy, otro matemático de renombre que le acoge bajo su ala y le enseña lo básico para ser tomado en serio. Pero ahí no se acabarán sus problemas y Ramanujan tendrá que enfrentarse al racismo y la enfermedad mientras intenta revolucionar el mundo de las matemáticas.

Este es uno de esos bipics de los que uno puede predecir siempre lo que va a pasar sin tener la más mínima idea acerca de la vida y milagros del personaje en cuestión. La película sigue las reglas básicas del biopic y no las abandona en ningún momento. El personaje tiene un sueño, parece que va a conseguirlo pero algo se entromete en su camino, obligándole a superarse a si mismo.

La historia de Ramanujan es sin duda apasionante y merece una película, pero no una como esta. Dentro de las desgracias que nos muestra, la película es excesivamente amable. Lo cual unido a lo calculado que está todo hace que estemos ante un producto que por convencional carece de demasiado interés.

No puedo negar que la película funciona en muchos momentos. Es lógico que lo haga. Tiene una estructura cien veces probada como efectiva, es como una canción pop de esas que uno no se puede sacar de la cabeza por más que la odie. El drama está bien controlado, el alivio cómico llega siempre en el momento adecuado y los actores están como mínimo cumplidores. Pero no es suficiente.


Tanto miedo a salirse de la norma, algo que en absoluto le pasaba a su protagonista, convierte a la película en un entretenido producto destinado a pasar sin pena ni gloria por las pantallas y posiblemente a encontrar mayor éxito amenizando las siestas de millones de hogares.


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