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jueves, 30 de agosto de 2018

Críticas: Yucatán

6/10
Yucatán (España, 2018)
Dirección: Daniel Monzón.
Intérpretes: Luis Tosar, Rodrigo de la Serna, Joan Pera, Stephanie Cayo, Toni Acosta.
Guión: Jorge Guerricaechevarría, Daniel Monzón.
Música original: Roque Baños.
Fotografía: Carles Gusi.
Montaje: Cristina Pastor.
Idioma: Español.
Duración: 108 minutos.



Poderoso caballero es don dinero

Por Sofia Pérez Delgado
(La película del día)

Antes de convertirse en un nombre de primera categoría dentro del thriller comercial en nuestro país gracias a Celda 211 (2009, cuyo éxito se vio confirmado en 2014 con El niño), Daniel Monzón ya se había acercado al mundo de los ladrones en su segundo largometraje, El robo más grande jamás contado (2002). Su última película, Yucatán, parece un intento de recuperar esos orígenes cómicos, pero en esta ocasión, con el añadido de tener una gran productora detrás del proyecto. De este modo, la excusa de la trama de unos timadores que han creado todo un circo alrededor del crucero trasatlántico en el que trabajan, para hacerse con el dinero de los ricos viajeros que tratan de escapar de sus aburridas vidas, le da la oportunidad al director de lucirse en diferentes escenarios (desde Casablanca hasta México) a través de situaciones cada vez más rocambolescas. Y es que Yucatán es la típica cinta de enredos que vuelve a recurrir al juego del ratón y el gato, siendo más difícil descubrir en ese barco a alguien a quien le mueva la honradez, que a aquellos que solo piensan en sí mismos y en dar el golpe de su vida.

El guion coescrito por Monzón junto con su habitual Jorge Guerricaechevarría denota el gusto de este último por las historias corales que le han dado fama especialmente junto a Álex de la Iglesia; pero si bien no apreciamos en Yucatán la ironía y el cinismo de las películas del director vasco, también se nos ahorra cualquier tipo de humor grueso. Monzón conduce el filme casi siempre con elegancia (quizás un poco perdida en la parte final), la cual se deja ver especialmente en las secuencias de canciones y bailes, que parecen sacadas directamente de un musical (el realizador podría desenvolverse estupendamente en ese género), pero que van quedando olvidadas en favor del desarrollo de los personajes secundarios. Es entonces cuando empieza a quedar de nuevo en evidencia el problema habitual del cine con Monzón: la introducción de artificiales tramas románticas que lastran el conjunto. 
©Manolo Pavón
Uno de los mayores atractivos del filme quizás residía en poder ver a un actor como Luis Tosar (fetiche de Monzón) salir de los roles dramáticos e intensos que le caracterizan. Sin embargo, su Lucas, salvo en momentos aislados, es el personaje con menos gracia del conjunto, lo que no le permite explotar la vena humorística, y finalmente queda deslucido frente al carisma de Rodrigo de la Serna (con una interpretación mucho más atractiva que la que le valió una nominación al Goya en la también cinta de ladrones que compartía con Tosar Cien años de perdón de Daniel Calparsoro), o Stephanie Cayo, que se erige como la auténtica revelación de la película.  


Algo alargada en su último tramo, y en exceso bienintencionada en su resolución, con un mensaje final que advierte sobre la codicia capitalista que derivó en la crisis económica de 2008, Yucatán funciona mejor como comedia distendida sin mayores pretensiones que como moralizante cuento en torno a la idea ya tan manida y simplista de que no es el dinero lo que da la felicidad. Ya, pero ayuda.



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