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lunes, 25 de febrero de 2019

Oscar 2019: Black and green Rhapsodia


Voy a proponer una idea, ¿qué tal si olvidamos completamente el año 2018 en cuánto a lo cinematográfico? Recién terminada la carrera Oscars 2018 en febrero de 2019, más nos vale pasar página y desprendernos de una relación tóxica con el cine como la que tuvimos este año. Marcarnos un Aiteda, básicamente. El punto culminante lo dio la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas con una ceremonia de saldo en la que coronó a las películas más mediocres, por no decir puta mierda, del año. La Academia añadió mil votantes nuevos de distintas razas, procedendias, culturas y personalidades para acabar dando el Oscar a la mejor película a Green Book. Manda huevos

Pero veamos, esto es lo que ha dado de si una ceremonia sin presentador/a, en la que algunos de los “ayudantes” parecían estar preparando su candidatura para que el año que viene sí tengamos un conductor. Porque es verdad que ahorramos tiempo, pero queda todo tan impersonal como las películas de Bryan “nadie sabía que era un puto pervertido” Singer. Prefiero pecar de exceso y de errores en la presentación que vivir una ceremonia donde los momentos más reseñables sean los que no se están produciendo.

Se avecina artículo largo, así que voy abreviando y me adapto al formato párrafos para facilitar la lectura:

-La ceremonia: Lo dicho. La ausencia de presentador hace que sea como ir leyendo un mail con los nombres de los nominados. Está todo tan encorsetado que los que se pasean por el escenario no improvisan, no sorprenden o no les da por reivindicar cosas que hagan que haya salseo. La nueva generación de Hollywood está tan pendiente de no meterse en charco alguno que son unos aburridos. Por favor, más Jane Fonda, Susan Sarandon, Marlon Brando, con carisma, deslenguados y con valores que reivindicar. ¡Bendito seas Spike “maracas de Machín” Lee!

-Que el momentazo de la gala sea el “Shallow” de Gaga y Cooper te indica la falta total de instantes para la eternidad, como si los había en ceremonias noventeras. Aunque quizá no son el mejor ejemplo, porque si estuviéramos en 1996 ayer hubiera salido a escalar un rocódromo el pirao de Free Solo, La Libo de Cuarón estaría presentando el clip de Roma, y sobre todo, no habría standing ovations gratuitas. Es que, joder, ¡hasta la hubo para el compositor musical de Black Panther! Con ese nivel de exigencia mal vamos, porque entonces deberían haber lamido el suelo por donde entraron Barbra Streisand (a presentar el clip de BlacKkKlansman ¿?¿?¿?) o Julia Roberts.

-Ya que pareció un casting para presentadores futuros, quienes rompieron la pana fueron Melissa McCarthy y el “valor seguro” de Amy Poehler, Tina Fey y Maya Rudolph. El resto de aspirantes a estrellas de Hollywood se limitaron a vestirse y ser obedientes. ¡En qué coñazo están convirtiendo Hollywood!

-Puto voto preferencial: Las beneficiadas son las películas de consenso, esas que muchos ponen segundas o terceras en sus listas, pero que pocos consideran las mejores del año. Green Book es el claro ejemplo. Una película que funciona como un reloj, sin meterse en más charcos de los necesarios, que deja al espectador con una sonrisa tras darle todo mascado. Y ahí está, ganando tres Oscars, amos amos amos. Este tipo de votación fomenta la polaridad en los votos y una película con personalidad lo va a tener jodido para alzarse con el premio. Ni The Shape of Water, ni Moonlight, ni Spotlight hubieran ganado con el voto preferencial, estoy seguro. Así como American Beauty o Midnight Cowboy dudo mucho que consiguieran un consenso suficiente para lograrlo.

-Bohemian Rhapsody: Probablemente la peor película nominada al Oscar principal en mucho años se alzó como la mayor receptora de Oscars, cuatro en concreto. Lo mires por donde lo mires, una vergüenza que este pestiño haya siquiera sido considerado para un premio. Y más, llevarse el montaje por copiar unas imágenes de un concierto y convencernos de que su sonido es lo mejor del año. Estando ahí First man, A Quiet Place, Mission:impossible – Fallout, Roma, Avengers, Spider-Man: into the Spider-Verse, y un largo etcétera que son mejores. De Malek hablaré después

-Black Panther: Tres Oscars (más o menos, tres más de los que merecía) para la película del año en USA. Puedo comprar lo del vestuario, pero por muy fenómeno cultural que sea el superhéroe más aburrido de la historia, darle un Oscar a su música es no haber escuchado nada de lo que se ha hecho en el cine en todo el puto año. ¿En serio alguien se dio cuenta de que había música en Black Panther? Lo que sí tiene mérito es haber aguantado el Wakanda forever todo el puto año como si fuera el mantra del milenio. Si es que estamos agilipollaos.

-Roma: Visto lo visto, menos mal que los votos en las categorías en las que sí ganó no son preferenciales, porque le hubiera ido de pena. Cuarón no tenía rival en dirección, y no se lo podemos achacar a la ausencia de Peter “pirolas fuera” Farrelly en la categoría (como tiene que aguantar el pobre Ang “vuelve ya, pero ya” Lee y su Oscar por Life of Pi). Una película más divisiva que la que finalmente ha ganado, unido a que la Academia no quiso hacer historia concediéndole un Oscar a Netflix, que marcaría un punto de inflexión en cuanto al consumo de cine. Hasta en esto han estado torpes los votantes.

-Los intérpretes galardonados: Regina “vestida para ganar” King consigue el suyo sin que los SAG y los Bafta la hayan siquiera nominado. Mahershala “¿no tiene familia que le diga que iba haciendo el tonto con el gorrito?" Ali se lleva su segunda estatuilla; lo que a todas luces es exagerado, pero esta vez era impepinable. La gran Olivia “y reina, y guapa, y reina reina reina” Colman da la sorpresa de la noche y deja con su séptima derrota a Close. Fue el tercer momento de la noche, y porque mola ver a Colman y sus discursos anárquicos. Y finalmente Rami “anda que” Malek gana como mejor actor en otra estupidez de la Academia. Como la del pasado año con Oldman, una burda imitación vestida de gran interpretación. Incluso aquí Malek está ridículo en varias de las secuencias. Un actor estaría retorciéndose viendo que esto es lo que da premios. Joaquín Reyes tendría media docena de Oscars por Muchachada Nui.
-La polémica de la gala (mira tú) es la ausencia de Stanley “gracias maestro” Donen en el In Memoriam, Donen, que falleció anteayer, no fue el único que faltó en ese recuerdo. Yo hubiera metido al actual presidente de la Academia, John Bailey, por su “buen” hacer este año queriendo meter la película popular, reculando después; por quitar presentador, ponerlo y quitarlo; y por querer dejar categorías para la publicidad. Y pensar que este señor ganó en una votación a Laura Dern. También incluiría, vistos los resultados, al cine americano para adultos. Desde luego, fallecido este 2018.

-Pinceladas de la gala: Richard E. Grant flipándolo con Barbra Streisand, lo queremos en todas las carreras de los próximos 20 años. El abrazo koala de Spike Lee con Samuel L. Jackson. La frase “gracias por premiar una película sobre la menstruación” sin referirse a la nueva de Mel “prefiero tu bocaza podre a unos anodinos jovenzuelos” Gibson. José Andrés retando a un duelo de comer perritos calientes a Trump con su discurso pro mujeres y pro inmigración. Y el mayor acierto de casting para una pareja, dejando en ridículo a las que tocan por ramdomizer ese en los Goya, Helen Mirren y Jason Momoa.

-Polémicas con la Academia: Después de la carrera que nos han dado Vallelonga (que ya tienen un Oscar más que Paul “quémalos, quémalos a todos” Schrader), Farrelly y Mortensen, a la Academia le han tirado de un huevo y no ha pasado nada. Tampoco una película sin nadie en la dirección como Bohemian Rhapsody... ¡ja! Que sabemos todos que es de Bryan Singer, aunque nadie de los cuatro que han recibido Oscars por ella le hayan ni mandado un saludo a su zulo. Y si toda la polémica política es que Spike diga que la pena Do the Right Thing, en la próxima votación casi prefiero la política de mercadillo de las chavalas de OT. Vamos, que mañana hacen una peli Wenstein con Spacey y te la nominan a catorce Oscars

-Menos mal que el resto del mundo se dedicó a hacer cine, porque la categoría de peli extranjera debió ser el último premio de la noche, ya que le daba 1000 vueltas a cualquier otra categoría, la alemana malila incluida. Ahora a esperar a ver que nos da de sí The Irishman o Once Upon a Time in Hollywood y el cine vuelve a la ceremonia de los Oscars

Así, a bote pronto, esto es todo lo que tengo que decir, sin empezar a soltar tacos por una carrera absurda y un colofón a la altura del año. Como la gala, sí, más corta; pero también más intrascendente, fría e impersonal de los últimos trescientos años.



Paulo Campos

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