Bad teacher

Bad Teacher (USA, 2011).

Dirección: Jake Kasdan.

Intérpretes: Cameron Diaz, Justn Timberlake, Jason Segel, Lucy Punch, Alanna Ubach, Eric Stonestreet.

Guión: Gene Stupnitsky, Lee Eisenberg.

Música original: Michael Andrews

Fotografía: Alar Kivilo.

Montaje: Tara Timpone.

Idioma: Inglés.

Duración: 92 min.

Bad movie... sorry, teacher

Demasiadas son las películas que nos llegan desde Estados Unidos con la etiqueta de transgresoras y que luego resultan ser mucho más bienintencionadas de lo que parecen. Bad teacher se nos vendió como una comedia con muy mala leche, y en ciertos momentos de la película da lo prometido, el problema es que cuanto más se acerca su desenlace, más convencional se vuelve y menor resulta su interés.

A esta historia de una profesora que no siente ningún interés por su trabajo y que desprecia absolutamente a sus estudiantes, le funcionan sus primeros treinta minutos, minutos en los que se aboga por el lenguaje soez, el humor físico más directo y cierta crítica ácida al sistema educativo, pero al final Hollywood es Hollywood y las películas se hacen para ganar dinero, y por lo tanto hay que tener contenta al mayor número de personas posible.

Tras esa primera media hora todo empieza a parecerse a muchas de las comedias románticas que se estrenan todos los años, con chico al que le gusta chica, chica que pasa de chico porque va tras otro que es más guay, para acabar de la forma que todos nos sabemos ya de memoria. Y lo mismo sucede con la trama centrada en su relación con los estudiantes, que acaba recordando a Una monja de cuidado en cualquiera de sus dos insulsas partes.

También es imprescindible hablar del reparto, uno de los principales reclamos de la película, encabezado por una Cameron Díaz cumplidora, la cual está acompañada de un Jason Segel igualmente cumplidor, un Justin Timberlake que da vergüenza ajena en cada uno de los momentos que aparece en la pantalla, y no sólo gracias a su peinado, y finalmente una Lucy Punch mucho más pasada de rosca de lo que exigía el papel.

A la postre, se trata de una comedia mediocre que podría haber sido mucho más de lo que es, una película que pretendía ser algo parecido a Election, la genial película de Alexander Payne, pero que acaba siendo un producto de fácil consumo. 

David Sancho