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miércoles, 19 de diciembre de 2012

El invisible Harvey

Harvey (USA, 1950). Dirección: Henry Koster. Intérpretes: James Stewart, Josephine Hull, Peggy Dow, Charles Drake, Cecil Kellaway, Victoria Horne. Guión: Mary Chase, Oscar Brodne basado en la obra de Mary Chase. Música original: Frank Skinner. Fotografía: William H. Daniels. Montaje: Ralph Dawson.





Taquilla España: 14-16 diciembre 2012

Como no podía ser de otra forma, El Hobbit; Un viaje inesperado se aúpa hasta el primer puesto de la taquilla, debutando con seis millones de euros en su primer fin de semana. No encontramos otro estreno en el Top Ten hasta el último lugar, en el que se ha colado la francesa De óxido y hueso con 0'11, misma cifra que su antecesora la también francesa El chef

En general, las caídas han sido muy acusadas. La vida de Pi baja al segundo lugar y se desploma hasta los 0'67; una cifra a la que se acerca mucho El origen de los guardianes, que ha acusado algo menos la caída. Amanecer 2 también empieza la parte aguda de la caída, y esta semana se coloca en cuarto lugar con 0'57 millones.

A partir de aquí, el escalón. Lo imposible suma 0'28 en el quinto lugar. A la película de Bayona ya nadie la va a poder quitar el primer puesto del total del año, que ya anda por encima de los cuarenta millones y medio. 

En sexto lugar, Una pistola en cada mano (0'2), el film que sufre menor caída, y con mejor media por pantalla. Un buen partido (0'18 en su segunda semana) parece que tendrá poco recorrido en la taquilla española, mientras que Hotel Transilvania ya está más que rentabilizada en su octava semana, en la que suma otros 0'14 para un total cercano a los once millones.

Operación E


Operación E (Fracnia-España, 2012).
Dirección: Miguel Courtois.
Intérpretes: Luis Tosar, Martina García, Gilberto Ramirez.
Guión: Antonio Onetti.
Música original: Thierry Westermeyer.
Fotografía: Josu Inchaústegui.
Montaje: Jean-Paul Husson
Idioma: Español.
Duración: 109 minutos.




5/10

Tour de force Tosar


Para bien y para mal, esta película es Luis Tosar. Su descomunal trabajo, incluida una tremenda labor para conseguir el acento adecuado, invade todo la película. Basada en una historia real, el actor da vida a un campesino colombiano que vive toda una odisea tras tener que cuidar un bebé que le entregan las FARC. Toda una pesadilla vivida por alguien que se convierte en un pequeño héroe cotidiano que tiene que luchar por la simple supervivencia: La suya, la de su familia, y la del niño que le han entregado.

Pero el parecido de Tosar con el verdadero José Crisanto es nulo. De hecho, el físico del actor español se aleja bastante del que imaginamos en un campesino colombiano. Es probable que con un actor desconocido de la zona la película hubiese ganado en verdad. Y es que es inevitable salir de la película en determinados momentos para pensar en el tremendo trabajo de Tosar, o simplemente para examinar con lupa su acento. Pero es muy probable que la película no se hubiera hecho sin su presencia. Son las contradicciones del cine.

Eso sí, los escenarios en los que se ha rodado el film contribuyen de forma decisiva a crear esa sensación de realismo tan necesaria en trabajos de estas características. Con mención especial a esa primera parte, en la que el director nos introduce en lo más profundo de la selva. Son los momentos de más verdad, esos pequeños instantes de cotidianidad en los que observamos la vida de José Crisanto y su familia. De hecho, el mayor hallazgo lo encontramos en el personaje que interpreta Martina García, con el que el director nos habla del machismo dominante en el mundo, muy presente en zonas rurales. La secuencia del polvo entre los cónyuges deja claro que a ella lo que le importa son sus hijos (idea que se hace aún más clara posteriormente), y que ella no ha escogido al hombre que tiene al lado.

Dirige Miguel Coutois, siempre interesado en la vida política. Sus producciones españolas se habían centrado en el terrorismo de nuestro país con El Lobo y GAL, películas que trataban de lleno el meollo de la cuestión. Ahora, se marcha a un conflicto lejano, para contar una historia desde la perspectiva del inocente, de aquello que llaman daño colateral. Como telón de fondo, otro conflicto armado. Aunque eso, en esta ocasión solo es el marco. El director se vuelva en la historia humana, en el drama personal. Y como tal, la película es poco más que correcta. Sin grandes virtudes, ni notorios defectos. Una sucesión de hechos que nos pueden conmocionar porque conocemos la historia real, pero que desde el punto de vista cinematográfico no es nada excepcional.


Manuel Barrero Iglesias



lunes, 17 de diciembre de 2012

Damiselas en apuros

Damsels in Distress (USA, 2011).
Dirección y guión: Whit Stillman.
Intérpretes: Greta Gerwig, Carrie MacLemore, Megalyn Echikunwoke, Analeigh Tipton, Ryan Metcalf, Adam Brody.
Música original: Mark Suozzo.
Fotografía: Doug Emmett.
Montaje: Andrew Hafitz.
Idioma: Inglés.
Duración: 99 minutos.



5/10




No es otra comedia universitaria


La comedia universitaria ha sido terreno tradicionalmente transitado por el humor gamberro masculino. Desde sus orígenes allá por los setenta hasta la actualidad, se ha explotado hasta la saciedad la testosterona juvenil en películas que se nutren de ella para dar carnaza a un público con las hormonas disparadas. Las menos producciones dirigidas al público femenino apenas salen de la fórmula cursi de la comedia romántica. Eso sí, siempre han existido las excepciones bizarras del cine más marginal.

Whit Stillman le da la vuelta a todos los clichés conocidos, proponiendo una comedia universitaria elegante e irónica, que a su vez tiene buenas dosis de excentricidad. Unas damiselas que, efectivamente, parecen sacadas de otra época. Por vestuario, varias décadas atrás. Por actitud, bien podrían pertenecer a otro siglo. Unas chicas que quieren cambiar el mundo a través de lo naif, en lo que viene a ser el reverso bienintencionado del grupo de chicas radicales que protagonizan Foxfire (Laurent Cantet, 2012).

La estupidez masculina es retratada con entrañable condescendencia, mientras la supuesta superioridad emocional e intelectual femenina se desmorona a las primeras de cambio. Atención a Greta Gerwig, una interpretación deslumbrante para un personaje enorme, encantador y desquiciante al mismo tiempo. Ella se adueña de la película, que consigue sus mejores matices gracias a esta Violet.

Durante la segunda mitad del film, Stillman se muestra menos inspirado, y pierde frescura para inclinarse ligeramente hacia el lado más convencional. Dentro de lo convencional que puede ser un ejercicio de libertad como éste, a contra corriente de cualquier moda. Damiselas en apuros es como su protagonista. Habrá gente a la que le parezca estomagante e insoportable. Y habrá quien la encuentre una delicia poco común. Decidan ustedes mismos.

Manuel Barrero Iglesias



domingo, 16 de diciembre de 2012

Entrevistas 'Operación E': Miguel Courtois y Luis Tosar


Miguel Courtois y Luis Tosar son dos tipos comprometidos con la realidad. El director franco-español tiene una trayectoria plagada de títulos con fuerte contenido político. El actor gallego no necesita presentación, pero quizás no muchos conozcan su fuerte responsabilidad social. Algo que vuelve a mostrar con un compromiso claro con esta película. El director abandona la política española (El Lobo, GAL) para adentrarse en Colombia, con el conflicto de las FARC de fondo. El actor ha tenido que realizar un concienzudo trabajo para conseguir la suficiente credibilidad con el acento colombiano. Con motivo del estreno de Operación E, charlamos con ambos.





Por Manuel Barrero Iglesias

Fotografías: Silvia D.



¿Qué puede aportar esta película al público? Para Tosar: “pensamiento crítico. Contar la historia de muchas víctimas del conflicto armado en Colombia, que sin pretender ser una análisis de ese conflicto, lo ilustra de forma bastante clara”. Courtois ahonda más: “Se puede hacer una correlación con otros dramas universales. El tema de la película es como una víctima inocente, que además es el héroe real de la historia, es encarcelado por los que mandan. Esto es un ejemplo de algo que se puede repetir en muchos sitios, y cuenta perfectamente cómo va el mundo hoy. Es un tema universal que supera el tema colombiano. Incluso hay enlaces con el sufrimiento que veo ahora en España. Habrá miles de víctimas de este sistema que estamos denunciando. Lo hemos hecho con una historia muy particular, pero hay analogía con lo que está ocurriendo con muchas familias de aquí”.

Entre los planes del director se encuentra dirigir una película que trate directamente el problema del terrorismo financiero: “Estoy en ello. El problema es que es mucho más complicado este tipo de proyectos que otros. Pero me interesa mucho contar una historia que explique esto, como los que pagan las facturas no son los que tienen que pagar”. Y Luis Tosar añade: “La gente empieza a estar cansada de muchas cosas. Hemos estado muy tranquilos con nuestras vidas, y ahora vuelve un cuestionamiento social brutal sobre el sistema que hemos creado. Nosotros no tenemos conflicto armado, pero sí tenemos un conflicto que es la crisis, y cómo se desmorona el sistema capitalista. Somos vapuleados, y nos chulean los bancos, los políticos, nos chulea todo el mundo. Al final en la cárcel están los más pringados, y ni un solo estafador”.

El actor habla del posible futuro del cine político en nuestro país: “Pasa que hacer películas es muy complicado, y no podemos dar respuesta inmediata, como los medios de comunicación. La ventaja que tenemos es que podemos ofrecer hora y media de reflexión sobre un tema concreto. Lo podemos hacer, pero lleva tiempo. Este año saldrán varias películas sobre el tema de la crisis. Es algo que está en la pulsión artística de los creadores. Es inevitable, porque el arte al final refleja lo que ocurre en el mundo. Como decía Costa-Gavras, todo el cine es político. Air Force One es política, con un mensaje muy claro. Afortunadamente, los yanquis tienen la capacidad de autocrítica y hacer otro cine político que me interesa más, en el que sacan sus trapos sucios. Aquí nos ha costado un poco llegar a eso. Si se trata de sacar tramas sucias, no es fácil levantar proyectos así. Si vas a tocar las altas esferas hay que andarse con cuidado”.

Tanto uno como otro se sienten atraídos por el cine político. Curtois nos cuenta que le gusta hacer este tipo de cine por dos razones: “Primero, porque es el que me gusta como espectador. Y segundo, porque me permite hacer una síntesis entre ser director de cine y ser también ciudadano que tiene interés por el mundo en el que vive, que comparte ideas”. Para Luis, participar en proyectos así supone un plus: “Pero un plus más como ciudadano que como actor. En esta película ya tenía todo lo que podía querer. Una historia maravillosa, un guión cojonudo y un personaje fascinante. Digamos que confluyen dos cosas muy importantes en tu vida”.

Tosar habla también sobre el conflicto particular que trata el film: “Todo el mundo se ha olvidado ya un poco de cuál es el origen. Son cincuenta años de conflicto enquistado que ha dado muchas vueltas, que se ha visto afectado prácticamente en todos los sustratos por la red de narcotráfico. Está todo muy corrompido y desmembrado. En cierta manera, esta película es tan importante, una llamada de atención para que no nos olvidemos que lo que deja atrás el conflicto son José Crisantos a millones”.

¿Tuvieron contacto con el auténtico José Crisanto durante la producción del film? Courtois nos cuenta que le fue imposible, aunque también lo prefiere así: “Cuando empezamos el trabajo, él estaba en la cárcel., no pude entrar en contacto con él. Es una cosa que tampoco me parece muy necesaria. Cuando hice El Lobo, igual, yo no lo vi a él antes de que se acabara la película. Y creo que así cada uno está en su terreno, y es mejor, al menos con mi manera de trabajar. Por supuesto, toda la investigación se había comprobado”. Y a la hora de elegir al actor principal, ¿la primera opción que se planteó fue la de un actor de la zona?: “Evidentemente no pensé en un actor alemán. Sí, pero luego por razones de producción, sabía que no se iba a montar una película así desde Europa con un actor colombiano desconocido, las leyes del mercado no lo permiten. La gran suerte fue que este señor lea el guión y le guste”.

El trabajo de Tosar con el acento es excepcional. Cuando uno se prepara para un papel así, ¿lo lleva hasta la vida privada? “Sí, bueno, intentas extenderlo lo más posible. Pero también procuro que la profesión esté en un sitio y la vida privada en otro. Evidentemente, hay injerencias, momentos en los que se escapa, pero lo tiras más por el lado del humor. Soy muy poco loco en ese sentido, no os puedo contar historias de haber vivido dentro de un armario tres meses”. ¿Y cómo ha sido el proceso de conocimiento del personaje?: “Como cualquier personaje, se va adueñando de ti, vas descubriendo matices…Un personaje tan rico como el de José Crisanto todos los días era un avance, y una cosilla más. Ya con el guión Onetti hizo un trabajo espléndido, muy bien arrancado de la realidad. Pero también es verdad que cuando leí el libro de él, hubo algo que era más difícil detectar en el guión. Ese motor de supervivencia, de humanidad pura y dura es un leitmotiv que se repite continuamente en el libro”.

El actor ha hecho papeles de lo más diversos, ¿en cuáles se encuentra más cómodo?: “Creo que me da igual. Uno no trabaja por cuestiones de comodidad, sino por cuestiones de creatividad. Si trabajara por comodidad, no habría hecho el 90% de las películas que he hecho, me hubiera quedado haciendo televisión tranquilamente”. Y la televisión, ¿no le atrae?: “Ahora me llama más la atención que hace tiempo. Cuando yo hacía televisión era más aburrida, con fórmulas más manidas. Quizás aquí no ha llegado de forma tan directa, pero vemos como llegan del exterior estímulos mucho más atractivos. También porque han fagocitado mucho del mundo del cine. Aquí tenemos que pasar ese filtro, tenemos una televisión muy mediatizada, en la que es difícil contar historias comprometedoras. Todo lo que sea incómodo social y políticamente aún cuesta, porque no hay suficiente independencia para hacerlo. Y en cine todavía nos podemos permitir ese lujo. No sé hasta cuándo, pero todavía sí”.

La sombra de una duda

Shadow of a Doubt (EEUU, 1943). Dirección: Alfred Hitchcock. Intérpretes: Joseph Cotten, Teresa Wright, Macdonald Carey, Henry Travers, Patricia Collinge. Guión: Thornton Wilder, Sally Benson, Alma Reville; sobre el argumento de Gordon McDonnell. Música original: Dimitri Tiomkin. Fotografía: Joseph A. Valentine. Montaje: Milton Carruth.






Un buen partido

Playing for Keeps (USA, 2012).
Dirección: Gabriele Muccino.
Intérpretes: Gerard Butler, Jessica Biel, Dennis Quaid, Catherine Zeta-Jones, Uma Thurman, Judy Greer, Noah Lomax.
Guión: Robbie Fox.
Música original: Andrea Guerra.
Fotografía: Peter Menzies Jr.
Montaje: Padraic McKinley.
Idioma: Inglés.
Duración: 105 minutos.



3/10

Un mal film


Los dos trabajos que el italiano Gabriele Muccino había realizado en Hollywood hasta ahora se recreaban en el sentimentalismo más manipulador, dramas que nadaban en la lágrima fácil. Tanto En busca de la felicidad como Siete almas buscaban de forma descarada la complicidad del gran público. Algo que también se hace aquí, aunque el tono sea más liviano, girando en torno a una comedia romántico-familiar-deportiva.

Al personaje masculino lo hemos visto miles de veces. Peterpanesco cuarentón que es un desastre, incapaz de asumir responsabilidades, y que ha dejado tirados a madre e hijo. Un tipo encantador y atractivo que al fin consigue ver la luz, y que trata de recuperar el tiempo perdido a marchas forzadas. Muccino introduce el elemento futbolístico como sazonador de una historia típica y previsible.

Las situaciones de enredo se suceden con las madres de los niños entrenados por el personaje de Butler. Mujeres (más bien estereotipos) atraídas por el encanto del exfutbolista. Entre ellas, actrices como Catherine Zeta-Jones o Uma Thurman (cuyas carreras empiezan a perderse peligrosamente). Secuencias de una comicidad más que discutible, completada por el esperpento del personaje de Dennis Quaid, quien parece se ha especializado este año en caricaturas exageradas (como su rol de Qué esperar cuando estás esperando).

A medida que transcurre el film, la farsa da paso al sentimentalismo barato marca de la casa. Aunque no puedo dejar de mencionar la radiante presencia de una Jessica Biel muy por encima de un personaje muy poco complejo. Y que no falte el tufillo conservador y la corrección política hasta el límite de lo soportable, para una película muy blandita.



Manuel Barrero Iglesias




 
 
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