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lunes, 30 de diciembre de 2019

Crónicas: Nocturna 2019 (V)


Por Manuel Barrero Iglesias


Al contrario de lo que sucedió el año pasado, con premios bastante repartidos, esta edición de Nocturna ha tenido dos grandes triunfadoras que han acaparado la mayoría de galardones. En un fallo muy conservador, el jurado ha decidido que esos dos filmes fueran la única película española a competición y el film más comercial de los presentados. Se antoja muy excesivo el triple premio -película, dirección y actor- para Amigo, un film con algunos méritos, pero también bastantes deméritos. Lo que resulta inexplicable es el premio a David Pareja, cuando la película se sostiene gracias a un inmenso Javier Botet, mucho más acertado que su compañero de reparto.


Tampoco entendemos muy bien el premio a Lupita Nyong´o -sí, encantadora en Little Monsters-, pero a la que no le hace ninguna falta un premio de este tipo. El jurado desaprovechó la oportunidad de destacar el trabajo de la joven Nicole Brydon Bloom. Y es que un festival de cine nunca debería perder de vista una de sus principales funciones: descubrir nuevos y/o desconocidos talentos. Sí que tuvieron en cuenta 1 BR a la hora de entregar el Premio Especial, una distinción merecida para este interesante trabajo. En cuanto al guion, de nuevo se fue a lo fácil, premiando Little Monsters. La película -más que obvia vencedora del premio del público- promete en su inicio mucho más de lo que finalmente da, volviéndose de un convencional bastante rancio. En este apartado llegó la mención especial para el guion de Koko-di Koko-da, la obra más audaz de todo el certamen, y que hubiera merecido destacar mucho más en la entrega de premios. Nada que objetar al premio para The Furies por sus efectos especiales o a Hopes como mejor cortometraje nacional.
Antes de la entrega de premios, una emotiva sesión de El cuervo, con coloquio posterior en el que Alex Proyas contestó a las preguntas del público. El director no estuvo presente durante la proyección, ya que manifestó que aún hoy día no ha sido capaz de ver una película que cumple ya 25 años. Y tras la ceremonia, una más que digna película de clausura. Funciona muy bien la atmósfera pesadillesca de Vivarium, otra vuelta de tuerca sobre la imposición de ciertos modelos, llevada hasta un extremo distópico que por momentos se muestra aterrador.

Pero la gran estrella de la jornada fue la delirante sesión nocturna que cerraba definitivamente la edición de este año. Los fieles que aguantaron hasta la madrugada se encontraron con Bullets of Justice, un descacharrante dislate distópico post III Guerra Mundial. Hombres-cerdos, incesto, mujeres con bigote y hasta Cristiano Ronaldo se mezclan en una película que persigue la risa por la risa, y lo hace sin ningún rubor y con mucha desvergüenza. Un broche de oro para una nueva edición del festival de cine fantástico de Madrid.

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