Social Icons

viernes, 28 de junio de 2019

Críticas: Los días que vendrán

6/10
Els dies que vindran (España, 2019).
Dirección: Carlos Marques-Marcet.
Intérpretes: David Verdaguer, Maria Rodríguez Soto, Albert Prat, Sergi Torrecilla, Lupe Verdaguer Rodríguez.
Guion: Coral Cruz, Clara Roquet, Carlos Marques-Marcet.
Fotografía: Alex García.
Montaje: Óscar de Gispert, Carlos Marques-Marcet, Juliana Montañés, Ana Pfaff.
Idioma: Catalán.
Duración: 94 minutos.


La aventura de engrendrar

Por Manuel Barrero Iglesias


Empieza 10.000 KM (2014) con una pareja buscando un embarazo que no encuentran. En su camino se interponen los kilómetros del título (oportunidad laboral para ella). A partir de ahí, Carlos Marques-Marcet se detiene en examinar los estragos que la distancia provoca en una relación aparentemente consolidada. Los días que vendrán comienza con una pareja encontrando un embarazo que no han buscado, y este hecho será el que ponga a prueba la resistencia de un par de enamorados que viven los momentos mágicos del idilio, como bien se encarga de dejar claro el film en su inicio. Apoyados en esa fuerza, deciden ir con todo hacia delante, aunque la fortaleza pronto se convierte en debilidad. Y es que la pasión inconsciente siempre acaba dándose de bruces contra la realidad.

El director completa así una especie de trilogía que completa la fallida Tierra Firme (2017), tres películas que reflexionan sobre las dificultades de la actual vida en pareja, y siempre con la maternidad/paternidad como tema de fondo, o directamente, en primer plano. Ocurre de forma muy clara en Los días que vendrán, donde el proceso de gestación se acaba apoderando del film. A esto contribuye de manera decisiva que el embarazo que vemos en la pantalla sea el mismo por el que está pasando en realidad la actriz Maria Rodríguez Soto, quien también es pareja en la vida real de su partenaire, David Verdaguer. Con estos elementos es más sencillo eso tan complicado que es captar la intimidad.
Y bien que lo consiguen, especialmente en los pequeños gestos cotidianos. No funcionan tan bien los momentos que se notan construidos, ahí no fluye tan bien esa naturalidad que con tanto ahínco busca el film. Sin embargo, frente a la más impostada Tierra Firme, aquí tenemos una vuelta a la autenticidad que desprendía 10.000 KM. Y esa verdad se acaba imponiendo a la ficción elaborada, y no siempre bien ensamblada, gracias a la entrega de ambos protagonistas (muy especialmente, Rodríguez Soto). También ayuda a esto la presencia de un material de archivo de incalculable valor, un vídeo doméstico que abre diferente reflexiones. El embarazo idílico de su madre añade aún más frustración a la experiencia de la protagonista, que parece chocar contra un muro de incomprensión en su pareja. ¿Pero hasta qué punto es ideal algo de lo que se escoge registrar varios momentos, inevitablemente influidos por la presencia de la cámara? Nunca conoceremos los momentos oscuros, si es que los hubo. Precisamente, el autor se preocupa por enseñar esas sombras íntimas que nunca nos gusta mostrar en público. También se abre el debate sobre el abismo generacional, y la forma de afrontar la vida en pareja en la actualidad respecto a generaciones anteriores.

Pero como decíamos, el film se acaba rindiendo ante el milagro del embarazo y el nacimiento. El tramo final contiene imágenes de una gran hermosura, pero alejadas siempre de lo meloso. En este sentido, hay que aplaudir bien fuerte un epílogo que hace -muy- visible lo que muchos pretenden -de forma absurda- esconder. Una forma coherente y bella de acabar la trilogía de "La aventura de traer una criatura al mundo".






No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
 
Blogger Templates