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miércoles, 30 de octubre de 2013

Seminci 2013: Presentimientos

5/10
Presentimientos (España, 2013).
Dirección: Santiago Tabernero.
Intérpretes: Eduardo Noriega, Marta Etura, Jack Taylor, Irene Escolar, Alex Spijksma.
Guión: Eduardo Noriega, Santiago Tabernero; basado en la novela de Clara Sánchez.
Música original: Joan Valent.
Fotografía: Pablo Rosso.
Montaje: Cristina Pastor.
Idioma: Español.
Duración: 100 minutos.


De cuando David Lynch te viene grande

Santiago Tabernero ha tratado de llevarnos de la mano a un universo onírico, siguiendo los pasos de David Lynch; pero desgraciadamente no consigue despegarnos de nuestra butaca en prácticamente ninguna ocasión.

El argumento se centra en una pareja en crisis que decide irse con su hijo recién nacido de vacaciones; pero Julia, tras una discusión, sale de la urbanización y tiene un accidente de coche que la deja en coma. A partir de ahí, comienza realmente la película, momento en el que comienzan dos búsquedas paralelas y simultáneas. La de ella, por restablecer sus conexiones internas y resolver sus dudas emocionales para poder encontrar el camino de vuelta y salir del coma. Y la de Félix, resolviendo sus propios conflictos afectivos y perdonando a su mujer para poder traerla de vuelta.

En un primer momento, Tabernero maneja bien la duda de si lo que estamos viendo es imaginario o real, apunta bien el desconcierto y la extrañeza, conseguimos llegar a entrar en la alucinación, pero en seguida somos conscientes del engaño y la película pierde interés.

Los mejores momentos del film, en los que confundimos realidad e imaginación, vienen principalmente sostenidos por el personaje de Marta Etura -magnifica como siempre-, que lleva a cabo un personaje confuso, que tarda en explicarse y descubrirse, caótica, confusa y confundida. Muy creíble pese a que las líneas de acción de su personaje no están muy bien definidas, ella defiende con solvencia sus estados de ánimo cada vez más rayanos a la lisergia y la locura.

Eduardo Noriega, coguionista del largo, está menos conseguido, con un tono impostado y artificioso que solo logra mejorar a medida que su personaje está cada vez más desesperado e histriónico.

La realización es correcta, adecuada en sus recursos para mostrar la parte alucinógena de la trama. A medida que nos vamos introduciendo en la mente de la protagonista los planos son más aberrantes, los saltos de eje más frecuentes, el montaje de sonido magnificado y antinatural; mientras que el mundo real tiene una realización más formal. La fotografía también está muy conseguida con una luz prácticamente quemada, mostrando un paisaje desolador, adentrándonos en un desierto lleno de cosas pero yermo.

El uso de flashback para narrar su vida y su estado anterior al accidente me parece obvio e innecesario, porque cuenta de una manera nada sutil algo que ya sabíamos desde el principio. Ya nos percatamos en los primeros 30 segundos de metraje de que nos hallábamos ante una pareja que se había querido mucho pero que su amor estaba llegando a su fin. Por tanto, evidenciarlo de una manera tan burda hace desmerecer el conjunto.

Es, por otra parte, interesante la manera en la que los dos mundos se conectan, mediante llamadas, susurros y anillos. Del mismo modo, la deformación que el mundo real sufre en los pensamientos comatosos de Julia es muy propicia; ya que todos los engranajes de su vida tienen una versión esperpéntica y deformada en su imaginación, aunque cumpliendo los mismo patrones y roles.

Con todo, a medida que las piezas del calidoscopio van encajando nos vamos dando cuenta de que Julia no trata de recomponer sus conexiones neuronales -tal y como propone el médico-, sino decidir sobre su vida y lo que realmente quiere en ella, ya que hasta que no resuelva esas dudas es ella la que no quiere volver. La marcha del amante, dejándola tirada y su necesidad de encontrarle, muestra su incapacidad de decidir y de resistirse, aunque terminan siendo repetitivas las escenas en las que ella demuestra no poder alejarse de Marcus. Es adecuado al principio al emular el pensamiento repetitivo propio de las obsesiones, esos pensamientos taladrantes y convulsos; pero al no profundizar más en ello y no conseguir introducirte del todo en su delirio, acaba resultando simplemente reiterativo.

Marcus le ofrece una felicidad falsa, vacua, como el cartel de su bar, una felicidad de neón que ella acaba quemando y consiguiendo llegar a su final ,renunciando al otro camino que se abría ante ella. De ese modo, ambos personajes terminan encontrándose de nuevo, después de haber recorrido dos largos caminos diferentes hasta llegar al mismo punto.


Clara Santaolaya

Stockholm

6/10
Stockholm (España, 2013).
Dirección: Rodrigo Sorogoyen.
Intérpretes: Javier Pereira, Aura Garrido.
Guión: Isabel Peña, Rodrigo Sorogoyen.
Fotografía: Alejandro de Pablo.
Montaje: Alberto del Campo.
Idioma: Español.
Duración: 91 minutos.


Donde las dan, las toman

Chico conoce chica en una fiesta. Ella es una bella muchacha de aire angelical. Él tiene la cara de pillo del ave de presa. Javier Pereira despliega los mecanismos de seducción necesarios para conseguir su objetivo, que no es otro que acostarse con ella. La primera mitad de la película transcurre explorando las vías de la coquetería, entre el ardid de la conquista y la numantina defensa. Todos sabemos lo que un asedio puede dar de sí.

La película se enreda en alguno de estos asaltos, aportando tanto los diálogos como la situación menos de lo que debiera, en su intento por resultar verosímil y fiel al funcionamiento del cortejo. Por suerte en estos atascos siempre viene al rescate el talento de Aura Garrido, capaz de abrir el tráfico con una mirada, una sonrisa que llena la pantalla y recuerda el poder que tiene el cine.
Cine este caso dirigido por Rodrigo Sorogoyen premiado en el festival de Málaga por Biznaga doble, a mejor director y mejor guionista novel junto a Isabel Peña. Es ésta una historia de una noche, del ligue de una noche. Como tantos que suceden un fin de semana. Mañana amanece y cada uno por su lado. O no. Porque lo que aquí se explora es lo que acontece en ese mundo puro que representa la luz, la mañana. Cuando la oscuridad no es un refugio donde acogerse. Y mirar al otro supone verle sin venda en los ojos, sin máscara. Entonces el posicionamiento como espectador varía, lo que era deja de ser y viceversa. Están jugando con nosotros hábilmente desde ambos extremos del balancín del guión.

En este territorio, Stockholm sí levanta el vuelo del cine veinteañero para trascender sobre el sexo, el amor y las relaciones entre ellos. La fluidez que echamos de menos en el primer tramo, emerge apoyada en unos diálogos que pesan y exigen, creciendo alrededor de la pareja artística, emboscada en un conflicto que devuelve como un boomerang las artimañas de la noche. Cuando parece que hemos encontrado la clave para caminar por la mañana, y deambulamos en la incomodidad que emana de esta complicada relación sentimental, el remate que pone el lazo convierte nuestros temores en realidad. El final resulta previsible interrumpiendo esa sensación de encontrarnos ante un cine con capacidad para desentrañar.
El análisis no queda resuelto. Si algo distingue la tradición del mejor cine europeo es el estudio del comportamiento humano, sus hechos, razones y consecuencias. Si alguna línea podríamos trazar entre el cine norteamericano y el nuestro, es que el primero se plantea situaciones a resolver por los personajes. Mientras el europeo se sumerge en las aristas de los personajes para discernir esos quiebros de la lógica y arrojar luz a las situaciones. La aportación de Stockholm queda coja porque cierra evitando el último capítulo, quizá el más enriquecedor y complejo.




Luis López



martes, 29 de octubre de 2013

Seminci 2013: Night Moves

Imagen de www.elseptimoarte.net
6/10
Night Moves (Estados Unidos, 2013).
Dirección, guión y montaje: Kelly Reichardt.
Intérpretes: Dakota Fanning, Jesse Eisenberg, Peter Sarsgaard, Alia Shawkat, James Le Gros.
Música original: Jeff Grace.
Fotografía: Christopher Blauvelt.
Idioma: Inglés.
Duración: 112 minutos.



De la culpa y la naturaleza salvaje

La película de la directora Kelly Reichardt pertenece a ese género de cine que no le gusta a todo el mundo, ni siquiera creo que sea una película que pueda gustarte siempre, independientemente de las circunstancias en las que la veas, si no que requiere una disposición particular a la hora de encararla.

La autora de títulos como River of Grass, Old Joy o Wendy and Lucy nos cuenta esta vez, la historia de tres jóvenes activistas que pretenden destruir una presa construida por una gran multinacional eléctrica, para tratar de devolver la naturaleza a su forma original y tratar de borrar el impacto ecológico que produce en la región.

La película está estructurada en dos mitades claramente diferenciadas. A lo largo de la primera mitad, mientras planean y perpetran el atentado, el tempo y el ritmo son lentos, pausados, milimetrados. Nos introduce en una atmósfera oscura, misteriosa y sugerente. La opresión del entorno, la angustia y el crescendo de la tensión están muy bien incardinados en ese devenir sosegado, con planos mantenidos y silencios largos. El problema es que, en ocasiones, esa tensión se pierde y podemos llegar a aburrirnos y desconectar de la trama, si no ponemos mucho empeño de nuestra parte, ya que se echa de menos algo de acción dramática en alguno momentos.

El trío protagonista está muy conseguido, en sus relaciones superficiales, antinaturales; la tensión latente entre los tres, todo lo que no es contado, enriquece mucho el trasfondo de su relación únicamente propiciada por las circunstancias. Dakota Fanning está magnética y muy conseguida en los dos registros que atraviesa su personaje, la determinación y resolución inicial que trasmuta en una culpabilidad histérica y desesperada al final.

Jesse Eisenberg defiende su complicado personaje con dignidad, en una interpretación más madura y sosegada que a las que nos tiene acostumbrados. Pero, pese a su buen hacer actoral, el personaje -al igual que el largo- naufraga en la segunda parte. Si comienza siendo introvertido, incierto, rodeado de un halo misterioso que transmite con gestos nimios una gran agitación interna, llegados a la segunda parte se transforma en un loco paranoide que vaga errante hasta su conversión en asesino, clímax que no tiene una progresión suficiente para ser explicable. El arco del personaje va a trompicones desde la mitad del metraje hasta ese último salto mortal.

La película mantiene su tempo lento pero el ritmo se pierde, se malogra ese aura conseguido al principio de desasosiego y tensión en la quietud. La cinta se vulgariza, se parece más a otra que hemos visto antes, pierde ese algo que le hacía diferente y que se palpaba en el bosque de los primeros cuarenta minutos del film.

Las localizaciones son preciosas, con una puesta en escena naturalista y sencilla. La fotografía está muy cuidada, con una línea suave, sin estridencias. Es frecuente el uso del recurso estilístico de la oscuridad prácticamente completa, en la que los personajes y la acción quedan casi completamente ocultos por la noche, y solo los percibimos con las escasas luces diegéticas que hay en la historia. Si bien, en ocasiones este recurso ayuda a generar emociones y a hacer crecer el drama -ya que nos confunde y nos desorienta al igual que la trama lo hace con los personajes-, a mi entender se abusa de este tipo de iluminación llegando a perder su esencia. La buena labor del veterano director de fotografía Christopher Blauvelt, le ha valido a la cinta la Espiga a la mejor fotografía en el festival de la SEMINCI.

Del mismo modo el montaje de sonido está muy bien llevado a cabo, es sugerente, oculta más de lo que cuenta, es sutil y emocional, lo que enriquece el conjunto final de la narración.

Imagen de www.elseptimoarte.net
No creo, tal y como se ha comentado, que Night Moves sea un fiel reflejo del espíritu de nuestra época, creo que el tratamiento que se hace de las convicciones e ideologías de los personajes es más bien una visión superficial, sin la profundidad y complejidad que una película icónica de una generación requiere. Creo, más bien, que se trata de una historia de culpa, de miedo a las represalias, de lucha por unos ideales, pero no necesariamente ligada a la época actual, podría haber ocurrido en cualquier otro momento con iguales consecuencias.


En definitiva, nos encontramos ante una película desigual y con altibajos. Con un registro poco habitual que logra tocar e inquietar al espectador pero que no consigue rematar. Los personajes son crípticos, poco dados a explicar sus motivos, lo que les suma atractivo pero les hace poco empatizables. Debido a ello, el final te deja un sabor ambiguo en la boca, lleno de dudas, sin saber si quieres que le vaya bien a su protagonista o de qué parte estás, y sin sentir demasiado el destino de ningún personaje, ya que, en realidad, no les has conocido, ni comprendido y por tanto, tampoco les has querido a lo largo de toda la película.

Clara Santaolaya



Análisis Fotográfico: Capitán Phillips

Por Donatello Romanazzi 


Captain Phillips es una película basada en hechos reales dirigida por Paul Greengrass (El Ultimatum de Bourne, El mito de Bourne, United 93) con Tom Hanks en el papel del capitán.

El Argumento. Tras fallar el secuestro de una nave de bandera estadounidense, cuatro piratas somalíes raptan a su capitán, Rich Phillips. La marina de EEUU interviene para rescatarle.

Cinematografía: Barry Ackroyd
Cámara: Arriflex 435 y 235, Aaton Penelope y XTR Prod, Arri Alexa, Canon eso C300
Objetivos: Angenieux Optimo
Ratio: 2.35:1
Formato: 35mm, 16mm, ARRIRAW
Negativo: Fuji Eterna 8663 250D, Fuji Eterna 8673 500T, Fuji Eterna 8563 250D, Fuji Eterna 8573 500T
La cinematografía de Captain Phillips está firmada por el DP habitual de Greengrass, Barry Ackroyd (Green Zone, En Tierra Hostil, United 93, Buscando a Eric); su elección del negativo sobre el digital está justificada por la textura y la realidad que buscaba, características que, según sus palabras, el digital no ofrece en la medida que lo hace la película.

La primera cosa que notamos desde el comienzo del film es una sensación de realidad muy fuerte. El espectador es catapultado a la historia gracias a la manera de rodar, que tiene todas las características de un documental: la cámara en hombro busca constantemente la acción o las emociones, paneando y subiendo rápidamente, temblando, re-encuadrando, siguiendo a los personajes... Zooms largo son utilizados en este sentido también: como en un documental o en un programa de reality, la focal de la óptica cambia rápidamente a una mayor acercándose a los personajes.
Para obtener un mayor sentido de realismo fue necesario grabar con múltiples cámaras y dejar espacio a la improvisación (parece ser que Tom Hanks y los actores que interpretan a los piratas no se conocieron hasta el mismo día del rodaje para crear una cierta tensión en la escena). Pero el realismo se consigue a través de los tamaños del plano utilizados también: hay una clara preferencia por los primeros planos cerrados y los planos detalle que, junto a la manera en que la historia está contada, nos hacen sentir cerca de los personajes además de sentir respeto por ellos: por ejemplo no consideramos realmente a la mayoría de los piratas como “los malos”. Los primeros planos son utilizados también para introducir el personaje que interpreta Tom Hanks y simpatizar con él.

La manera de iluminar es lo más natural posible, de acuerdo al propósito general de la cinematografía. La luz artificial es reforzada y suavizada pero no hay una especial atención para la exposición: los personajes, cuando se mueven, caen fácilmente en la subexposición o en la sobreexposición, ayudando a la sensación de realidad del film.
Hay una clara diferencia en textura, grano y colores según los personajes encuadrados. Tom Hanks y su tripulación están grabados en 35mm con colores perfectamente balanceados y vívidos y una muy buena paleta de colores; la imagen es limpia y orgánica. Los piratas están grabados en 16mm: la imagen tiene un grano muy presente, está más “sucia” con lares y reflejos fácilmente visibles mientras que el tono es bastante cálido. La marina de EEUU está grabada en digital: la imagen es muy limpia y sin granos, un tono azulado y los colores desaturados hacen que todo sea frío y formal. Independientemente de si este recurso sea simple y bastante obvio, está claro que funciona.

Captain Phillips es una película llena de suspense, con una historia que se desarrolla delante al espectador con gran realismo, gracias al buen trabajo conjunto del director Paul Greengrass y el cinematógrafo Barry Ackroyd.

Todas las mujeres

6/10
Todas las mujeres (España, 2013).
Dirección: Mariano Barroso.
Intérpretes: Eduard Fernández, Michelle Jenner, Lucía Quintana, María Morales, Petra Martínez, Marta Larralde, Nathalie Poza.
Guion: Mariano Barroso, Alejandro Hernández.
Música original: Ray Marhuenda.
Fotografía: Raquel Fernández.
Montaje: Elsa Díaz Pirinoli, Pablo Mas Serrano.
Idioma: Español.
Duración: 89 minutos.



El canalla seductor

Uno de los tópicos más repetidos es el que asegura que las mujeres son “malas”, frente a una supuesta nobleza masculina. Una pamplina que, paradójicamente, alimentan muchas de estas féminas, quienes acaban por autoconvencerse de ello. Como siempre, podemos encontrar de todo. Mujeres manipuladoras, mujeres inocentes, y una amplia gama gradual por medio. Exactamente lo mismo que ocurre con los hombres.

Aquí tenemos la historia de un manipulador caradura, un canalla encantador que utiliza a las mujeres a su antojo para su propio beneficio. Otro de esos tópicos que circulan alegremente por ahí dice que los hombres son “cobardes”. Estamos en el mismo caso de antes: hay de todo. Aunque en este caso sí se cumple el tópico. El protagonista es incapaz de afrontar con valentía los problemas que sabotean su propia felicidad.
Mariano Barroso construye un film pequeño, con inequívoca vocación teatral. El director catalán irrumpió con fuerza en los noventa, aunque el nuevo siglo su trabajo ha pasado más bien desapercibido, culminando con el desastre que supuso Lo mejor de Eva (2011). Ahora se desquita con este film, una sorpresa de bajo presupuesto que lo deja casi todo en manos de sus intérpretes.

Omnipresente Eduard Fernández, domina su personaje con una suficiencia que puede resultar, a veces, incluso excesiva. Excelentes cada una de todas las mujeres que van desfilando ante él, con especial atención a una Marta Larralde arrebatadora. Pero todas rayan a un gran nivel, consiguiendo una excelente química con Fernández. Todas las mujeres (que recupera una serie televisiva del mismo Barroso) es una película modesta; que consigue un retrato psicológico entre divertido y patético, con algunos diálogos muy jugosos y unas interpretaciones maravillosas.

Manuel Barrero Iglesias


domingo, 27 de octubre de 2013

Lou Reed: 02-03-1942/27/10/2013

Musicalmente, no necesita presentación. Lou Reed ya era un mito del rock norteamericano. Sus canciones han aparecido en casi doscientas películas/series de televisión (Corrupción en Miami, Fama, Las edades de Lulú, Los Simpson, Asesinos natos, Trainspotting, Carretera perdida, Alta fidelidad, Hedwig and the Angry inch, Los Tenenembaums, Juno, True Blood, Mátalos suavemente...).

Su relación directa con el cine comenzó en los años sesenta, apareciendo en varios trabajos de Andy Warhol. Fue en 1980 cuando debutó como actor en el film One Trick Pony. Tres años después participó en la comedia musical Get Crazy. Apareció con pequeños papeles en Blue in the face (1995), Lulu on the Bridge (1998), o Nación Prozac (2001). También ha prestado voz a varios filmes de animación: Rock & Rule (1983), Arthur y la venganza de Maltazard, o Arthur y la guerra de los mundos (2010).

Julian Schnabel dirigió Berlin, film que documentó el concierto dado en New Yor en 2006. Incluso el propio Reed dirigió en 2010 el cortometraje documental Red Shirley

Ha fallecido a los 71 años.

Amparo Soler Leal: 23-08-1933/25-10-2013

Como muchas otras, su carrera se inició en el teatro, siendo aún adolescente. Debutó en los escenarios en 1948, y la década de los cincuenta fue especialmente activa en ese terreno. A partir de los setenta, se centró mucho más en su carrera cinematográfica.

En este medio debutó de forma testimonial en 1953 con Puebla de mujeres y Así es Madrid. Fue en la siguiente década cuando su nombre empezó a tomar protagonismo en la gran pantalla. Usted puede ser un asesino (1961), Plácido (1961), La gran familia (1962), Amador (1966) o Las que tienen que servir (1967) fueron algunos de los títulos destacados en aquellos años.

Más prestigio aún en la siguiente década: El bosque del lobo (1970), El discreto encanto de la burguesía (1973), El amor del capitán Brando (1974), Tamaño natural (1974), La adúltera (1975), Mi hija Hildegart (1977), o La escopeta nacional (1978)

El crimen de Cuenca (1980), Patrimonio nacional (1981), Nacional III (1983), Bearn o la sala de muñecas (1983), Las bicicletas son para el verano (1984), ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984). La vaquilla (1985), o Cara de acelga (1987) jalonan una década especialmente fructífera para la actriz.

En estas últimas dos décadas, aparte de retomar los escenarios, también ha hecho bastante televisión. Pero también ha seguido colaborando con Berlanga hasta el final: Todos a la cárcel (1993) y París Tombuctú (1999). Su último papel cinematográfico fue en la producción francesa Janis y John (2003). La actriz madrileña fallece a los 80 años debido a una insuficiencia cardíaca.

Antonia Bird: 1959/24-10-2013

Directora británica que desarrolló gran parte de su carrera en la televisión. Su trabajo para el cine se desarrolló durante los 90, en los que dirigió sus cuatro películas: Priest (1994), Amor loco (1995), El rostro (1997) y Ravenous (1999).

En estos momentos se encontraba en la preproducción de un nuevo film: Cross My Mind. La realizadora fallece a los 54 años tras un cáncer de tiroides. 

Patrice Chéreau: 02-11-1944/07-10-2013

Con una trayectoria que se inicia en el teatro y la ópera, Patrice Chéreau debutó como director cinematográfico en 1975 con La carne de la orquídea. Para entonces ya tenía un enorme prestigio (se le consideró niño prodigio) por su trabajo en la escena.

Dentro del cine, sus trabajos más destacados fueron La reina Margot (1994), Intimacy (2001) y Su hermano (2003). Su última película fue Persécution (2009).

El realizador francés fallece a los 68 años, víctima de un cáncer de pulmón.

sábado, 26 de octubre de 2013

Análisis Fotográfico: El mayordomo

Por Donatello Romanazzi 


El Mayordomo es la última película de Lee Daniels (Precious, El Chico del Periódico, Shadowboxer) inspirada en una historia real, y a priori muy prometedora, considerados el reparto y los temas que trata.

El Argumento. Cecil Gaines consigue abrirse camino y convertirse en mayordomo de la Casa Blanca, donde servirá a ocho presidentes diferentes y será testigo de importantes momentos de la Historia que se reflejan en la (in)estabilidad de su vida familiar.

Cinematografía: Andrew Dunn
Cámara: Arriflex 435 y Panavision Panaflex Platinum Objetivos: Panavision Primo, Angenieux Optimo
Ratio: 1:85
Formato: 35mm
Negativo: Kodak Vision 5203 50D, Vision 5207 250D, Fuji Eterna Vivid 8543 160T, Eterna 8563 250D, Eterna 8573 500T
Tras ganar el Oscar con Precious, Lee Daniels repite con Andrew Dunn (Hitch, Crazy Stupid Love, Gosford Park) como director de la fotografía para rodar El Mayordomo. Dunn es muy amante del celuloide ya que, según sus mismas palabras, la película es el verdadero HD, así que obviamente eligió este formato para el film, usando diferentes películas fotográficas para adaptarse mejor a las diferentes situaciones y épocas de la historia.

La película no tiene un planteamiento de luz bien definido: la iluminación cambia de escena a escena y con la historia que se desarrolla a lo largo de 80 años. La luz tiene un aspecto generalmente natural; pero improvisadamente cambia y se vuelve teatral para resaltar la dramatización de la escena, con la presencia de fuertes luces traseras o laterales que a veces poseen un tono azulado (como la escena de los esclavos ahorcados o del primer beso del hijo del mayordomo).

El personaje de Forest Whitaker es un mayordomo que ha de entrar y servir de manera silenciosa, ser discreto y evitar que su presencia se note; me gusta como Andrew Dunn ha mostrado ese concepto visualmente: con la composición, colocando el actor a un lado de la escena, como si fuera un figurante, y con la luz, iluminándole con el cono de caída de la luz principal de la escena, exponiendo para el presidente y sus hombres y dejando al mayordomo medio paso o un paso subexpuesto.

Durante las escenas en la Casa Blanca la manera de filmar y de iluminar son académicas, limpias y nítidas, mientras que fuera del edificio se permite una cinematografía más artística, por ejemplo combinando material de archivo con material rodado con Kodak 5207 250D manipulado en producción para equilibrarlo con el archivo original. Aún así, la menara de rodar es bastante formal a lo largo de toda le película.

Se han usado diferentes filtros de difusión en lente para obtener una imagen menos perfecta y acercar más al espectador a la historia, pero también para diferenciar los diferentes periodos de la misma: como se puede notar, se han utilizado diferentes gradaciones de estos filtros; una difusión muy presente en los flashback se suaviza gradualmente a la vez que la historia se desarrolla en el tiempo, hasta llegar al presente donde se eliminan estos tipos de filtros.

Me parece una solución demasiado obvia como lo es la fuerte tonalidad amarilla, color psicológicamente asociado a la familia, usada en las escenas en la casa del mayordomo.

La cámara apenas se mueve, limitándose a ser testigo de la historia: siempre sabemos donde estamos y donde mirar. Una vez más, estilo muy académico. La elección de las focales de las lentes es correcta, aunque he echado en falta el uso de lentes Tilt-Shift en un par de planos donde las líneas convergentes eran demasiado molestas.

El Mayordomo es una película que se mantiene sólo por los temas que trata y puede resultar interesante para quien no conozca los movimientos y luchas sociales de las últimas décadas en EEUU; pero es demasiado fría y distante y se limita simplemente a mostrar lo que pasó en esos años, ya que casi no simpatizamos con los personajes. La cinematografía refleja esa distancia: aparte de algunas escenas, nos muestra una historia en lugar de transmitir visualmente emociones.

viernes, 25 de octubre de 2013

Seminici 2013. Espiga de honor (Jacques Audiard)

Un hombre nada discreto. Jacques Audiard.

Texto y fotografías por Clara Santaolaya


El segundo acto con el que arranca la SEMINCI de este año es la comparecencia ante los medios del cineasta francés, Jacques Audiard, galardonado con la Espiga de Honor, el premio que otorga el festival en reconocimiento a la carrera de diferentes profesionales de la industria del cine. Este año el honor ha recaído en cuatro indiscutibles figuras del panorama cinematográfico: dos nacionales, los actores Concha Velasco y José Sacristán; y dos internacionales, los directores Jacques Audiard y Paul Schrader. 

Jacques Audiard nació en París a principio de los 50 en el seno de una familia absolutamente dedicada al séptimo arte. Hijo del recordado Michael Audiard, magnífico director y guionista, siempre tuvo muchísimo contacto con la industria. Como comenta ante los medios, debido a eso, en su adolescencia se rebeló contra lo establecido y decidió encaminar sus pasos hacia la enseñanza, “A los 14 años un ayudante de mi padre me preguntó que qué quería ser de mayor, que si iba a ser cineasta, yo le contesté que solo si fracasaba en todo lo demás.”

“En casa todos se dedicaban al cine, así que yo tenía que hacerme el interesante, pero no funcionó” y vaya si no funcionó, en seguida comenzó a trabajar en el medio, hizo sus primeros pinitos como ayudante de montador de Polanski, pero rápidamente despuntó como guionista y dialoguista. Firmó los libretos de  reconocidas obras francesas como Saxo, Baster o Vénus beauté (institut).

Su primera película como director fue Mira los hombres caer en 1994, a la que le siguieron Un hombre muy discreto y Lee mis labios. En 2005, realizó la película que le encumbró a nivel internacional, De latir mi corazón se ha parado, por la que recibió el premio César al mejor director y el BAFTA a la mejor película de habla no inglesa. Está protagonizada por Roman Duris, que interpreta a un joven que debe tomar una decisión acerca de quién quiere ser, elegir entre dos caminos muy dispares, entre dos formas de vida.

Su carrera desde entonces fue en ascenso y lejos de relajarse, escribió y dirigió la espectacular Un profeta en 2009, protagonizada por el sorprendente y premiado Tahar Rahim, fantástico en su papel del débil y fanático preso Malik. Esta película supuso la madurez del cine de Audiard, la complejidad moral, la oscuridad y la profundidad de los ambivalentes personajes dotan al espectador de una visión demoledora y certera de las flaquezas y los recovecos humanos. Obra de referencia dentro del cine francés, mereció el César a la mejor dirección, el Gran Premio del Jurado en Cannes y el BAFTA a  la mejor película.

Su última obra hasta la fecha, De óxido y hueso, estrenada en 2012, es la que más premios ha acaparado en numerosos festivales. Narra con un afinado y eficaz tempo, la lucha de un padre repentino por comenzar una nueva vida. La primera mitad de la película es sencillamente magnífica, absorbente, delicada, conmovedora. En la segunda mitad se echa un poco en falta algo de riesgo, y menos atajos hacia un final demasiado sencillo, pero en definitiva, Audiard consigue una película emocionante y vibrante que mereció 4 premios César, 2 nominaciones a los Globos de oro, 2 nominaciones a los BAFTA, y entre muchas más distinciones, ser el triunfador de la SEMINCI del año pasado con 3 galardones, a la mejor dirección, mejor guión y mejor interpretación masculina para Matthias Schoenaerts.

Precisamente para Un profeta tiene Javier Angulo, director del festival, unas elocuentes palabras, “Es una película que te deja arrasado, en shock, , nunca he oído unos aplausos tan cerrados por parte no solo del publico si no también de la prensa. Jacques Audiard es un gran descubridor de actores, una figura reconocidísima en la SEMINCI, con una visión muy personal y nada comercial.”

A la pregunta de si se considera un director pesimista, Audiard, con un tono risueño y divertido, responde “No tengo la sensación de hacer un cine pesimista, porque suelo partir de cosas que he podido hacer, sentir. Soy un poco inocente pero se de dónde parto, cómo se va a construir el personaje, que siempre es un héroe. Eso en sí, ya es optimista.”

Ante la preocupación de que el cine español -y especialmente el de autor- está agonizando o incluso, tal y como declaró David Lynch el otro día, el cine de autor en salas está muerto, opina que con el cine de autor se debe establecer una especie de nicho, porque cuando empleas el término cine en general, la idea es errónea. Gracias a haber leído en la prensa varias carta de Pedro Almodóvar, es consciente de que la situación está muy mal en España. Declara no conocer a fondo la cuestión pero cree que ha subido el IVA y  el precio de las entradas, por lo que considera que lo que está en juego es la cuestión popular del cine, que es lo que esta desapareciendo, no el cine de autor. El cine en general esta mutando, o ha mutado. La institución va ser cada vez más difícil, cada vez menos gente acudirá al cine, el cine será totalmente distinto y todos los autores tendrán que plantearse la distribución y la edición .

Pertenece a “El club de los 13”, que se reúne desde hace un año para discutir estas cuestiones, y consideran que no es una cuestión de cine de autor, o películas de bajo presupuesto, ni por supuesto grandes producciones americanas, sino de las películas con presupuesto medianos, entre 10000 y 30000 euros, que son las que más problemas para producirse tienen y que eran la base del cine popular.

Le acompaña su habitual coguionista, el vasco-francés Thomas Bidegain, que añade que para su última película juntos han tomado referencias de Freaks, La noche del cazador, que ocurren durante la depresión, y que han intentado crear una manera expresionista de dar cuenta de la crisis, “primero pensamos en la película y mas tarde en el guion, el tema va rodeado por la forma, la forma arroja luz y perfila el fondo.”

Comenta, a su vez,  la principal diferencia entre el cine patrio y el francés. “No conozco bien la situación económica del cine español. Pero en Francia desde la posguerra el Centro Nacional del Cine ha sostenido  y soportado la industria del cine. Ya que un tercio del precio de la entrada, tenga la procedencia que tenga, se destina a la producción y promoción interior y exterior del cine francés, por lo que la industria se automantiene. Con esta autofinanciación el cine francés está más protegido. También la intervención de Canal Plus es fundamental.”

Audiard nos habla de sus proyectos futuros, actualmente está escribiendo un western, y otro proyecto difícilmente explicable y baraja desde hace tiempo la idea de hacer un musical, pero no hay nada en firme todavía.


Al mismo tiempo, hace una interesante y atrevida reflexión sobre la afirmación de ser el heredero de gran cine negro francés “Voy a ser brutal, no me parece que el cine negro francés sea grande. Melville estará vibrando en su tumba, pero no es el que yo prefiero. Lo que no me gusta del cine noir francés es que era menor, que nunca ha encontrado la función sociológica que ha de tener el cine negro, es más folclórico, ornamental. No como ocurre en Scorsese, Huston, ellos muestra un lugar concreto. Como por ejemplo en A todo riesgo, no terminan de convencerme, pese a que mi padre probablemente haya trabajado en muchas de ellas.” 

Afirma admirar a directores que retratan a personajes masculinos que buscan redención como Scorsese o la otra Espiga de Honor, Schrader. “Me enteré de que tenía que volver a la SEMINCI antes de Cannes, y que iba a compartir mi honor con él, se está convirtiendo en una buena costumbre venir a Valladolid.”

Se declara muy francés en su cinefilia y en lo que quiere contar en sus películas, así que de momento no se plantea rodar fuera de Francia. Como tampoco se plantea codirigir, pese a que coguioniza muchas de sus obras. “Necesito un asesor técnico o artístico, alguien que me haga contantemente síntesis. En seguida descubrí que odio que el encargado del vestuario me proponga 15 zapatos para un personaje, el de decorado igual,  y tener alguien trabajando en ello previamente reduce las opciones que tengo y puedo tomar una mejor decisión. Los técnicos ya saben como soy y son más exigentes consigo mismos y solo hacen una o dos propuestas. Tom (por Thomas Bidegain) ve lo que se ha rodado cada día, toma notas y piensa cosas que yo no he pensado. Creo que es absurdo poner al director en un pedestal, porque el cine aunque surge de una idea individual se colectiviza mediante un equipo muy grande y la posterior distribución al público.”

Por último, define su evolución de una forma muy concreta “Cada película que he hecho me ha dado una lección, cuando hice mi primera película no quería hacer la segunda, no me gustó el rodaje, no quería escribir. Cuando me decidí a hacer Un hombre muy discreto sentí una libertad increíble y fue la primera vez que disfruté dirigiendo. Era una época en la que yo acotaba mucho las escena, les dejaba espacios muy pequeños a los actores, estaba muy encima, quería todo como lo tenía en la cabeza. Y a partir de la tercera fue lo contrario, tuve deseo de improvisación y creo que si se parece lo rodado a lo previsto tengo un problema. Me gusta como llevamos a cabo un proceso dialéctico con Tom, basado en escribir y reescribir y tener todas las posibilidades en el guion y que, además, siempre exista la posibilidad de desliarse hacia otro sitio”. “ Estoy contento de estar aquí.” concluye.

Esa misma noche, en la gala de inauguración le entregan el galardón, la actriz Marisa Paredes, y Thomas Bidegan, que su vez es jurado de la Sección oficial. Audaird le dedica el premio al cine español que lo necesita más que nunca y termina sus agradecimientos con un divertido, ”Te quiero, Pedro Almodovar”.

Estrenos España: 25 octubre 2013

Esta semana celebramos el estreno de la última Palma de Oro en el Festival de Cannes, La vida de Adèle, película de amor adolescentes entre dos chicas. Dirige Abdel Kechiche (La escurridiza), quien adapta la novela gráfica de Julie Maroh.

Dos estrenos españoles. Eugenio Mira dirige Grand Piano, thriller protagonizado por Elijah Wood de premisa angustiosa. Mar Coll (Tres días con la familia), que retrata el cambio que sufre la vida de una mujer tras un accidente de coche en Todos queremos lo mejor para ella.

Llega a nuestras pantallas la sueca Come, duerme, muere; ganadora en el Festival de Sevilla 2012 de los premios a mejor película y actriz. Película de corte social, con protagonista dispuesta a superar todas las dificultades del camino.

Michael H. es una aproximación al director austríaco más importante de la actualidad. A través de entrevistas con algunos de sus intérpretes predilectos (Huppert, Binoche...) y con la participación del propio Haneke, el documental trata de desentrañar algunos de los secretos del prestigioso autor.

Terminamos con los tres estrenos norteamericanos. James Wan vuelve a retomar con Insidious: Capítulo 2 los personajes que tan buen resultado le dieron en el film de 2010. El camino de vuelta es una comedia protagonizada por adolescente que se tiene que enfrentar a un padrastro juerguista. Annette Bening protagoniza La mirada del amor, en la que interpreta a una viuda que un día se encuentra con un hombre (Ed Harris) de gran parecido a su difunto marido

Michael H.

6/10
Michael Haneke - Porträt eines Film-Handwerkers (Austria-Francia, 2013).
Dirección y guión: Yves Montmayeur.
Documental: Juliette Binoche, Béatrice Dalle, Michael Haneke, Isabelle Huppert, Susanne Lothar.
Fotografía: Attila Boa, Yves Montmayeur.
Montaje: Oliver Neumann.
Idioma: Alemán, francés.
Duración: 92 minutos.


Haneke íntimo

El público en general siente la tentación de pensar que Michael Haneke es un tipo retorcido, sombrío y depravado. Que la crudeza con la que trata ciertos temas en sus películas no puede provenir de una mente equilibrada. Más o menos lo mismo que pasa con David Lynch. O con Cronenberg. Entonces, ven al hombre detrás de su creación y se sorprenden de que sea un personaje cariñoso y bonachón que sonríe cuando toca y lleva una existencia apacible. Disciplinado también. Riguroso en su trabajo y exigente con los actores. Celoso de su vida privada. Haneke, después de todo, es austriaco.

Como en el caso de Lynch, existe una auténtica obcecación por desentrañar los aspectos más hondos de sus historias. Las causas, los porqués. Y, al igual que el de Montana, Haneke echa balones fuera cada vez que se le pregunta por el asunto. Es el espectador el que tiene que sacar sus propias conclusiones. En el momento en que la película es proyectada pasa a ser de su propiedad. Él tiene que decidir si La Cinta Blanca (2009) intenta retratar el germen de lo que terminaría siendo el auge del nacionalsocialismo en Alemania. Si Amor (2012) es un alegato a favor de la eutanasia. Haneke no va a ser el que decida por nosotros, eso desde luego. Y hace bien.
Una de las pocas confesiones que Montmayeur consigue arrancarle al director al final del documental es su miedo al dolor. Al dolor anímico, claro. El Herzschmerzen. Pero por encima de éste, al dolor físico. Haneke, aunque muchos no se lo crean, es un ser humano. Con todo lo que eso supone. Esta confidencia puede vertebrar el grueso de su filmografía y dar pistas a todos los que necesitan explicaciones.

Yves Montmayeur, colaborador habitual de Haneke y responsable del making off de muchas de sus cintas, logra cierta aproximación al método de trabajo del cineasta, aunque cabe acusarle de no haber profundizado un poco más. Los seguidores de una deslumbrante carrera que comenzó de manera oficial con El Séptimo Continente (1989) no van a encontrar nada nuevo aquí; lo que sí van a encontrar es el recordatorio de que este tipo con aspecto de estilizado Papa Noel es siempre lo ha sido uno de los directores europeos más a tener en cuenta.


Miguel Montañés



jueves, 24 de octubre de 2013

Todos queremos lo mejor para ella

7/10
Tots volem el millor per a ella (España, 2013).
Dirección: Mar Coll.
Intérpretes: Nora Navas, Valeria Bertuccelli , Clara Segura, Pau Durá, Àgata Roca.
Guión: Mar Coll, Valentina Viso.
Música original: Maik Mairer.
Fotografía: Neus Ollé-Soronellas.
Montaje: Aina Calleja.
Idioma: Catalán.
Duración: 120 minutos.




Historia de una búsqueda al revés


Geni es una mujer que está recuperándose física y psicológicamente de un grave accidente de coche, su marido, su familia, todo su entorno quiere ayudarla a continuar con su vida en el mismo punto en el que la dejó antes del accidente.

Nos encontramos ante una película profunda, sobre la capacidad de una persona de decidir su camino y elegir su vida, y las dificultades que la ésta nos pone para impedir que seamos nosotros mismos, sea en forma de un accidente de tráfico, un marido bien intencionado pero opresivo o la muerte de un progenitor.

Es una película grande en sus espacios pequeños, en su sutileza, en su minimalismo. Deliciosa, amable, con una óptica distinta a la habitual a la hora de retratar un tema dramático como el que nos ocupa.

Con una puesta en escena humilde, sobria, llena de luminosidad, sin recrearse en la parte morbosa y dura de las secuelas y lesiones. Con Nora Navas como indiscutible protagonista de todo el metraje, sin venirle grande en ningún momento. Llena la pantalla con sus gestos leves; tierna, vital, feliz, con una parte animosa que no le resta carga dramática.

Sus problemas en el habla, en lugar de restar, suman carga emotiva. No poder encontrar las palabras justas, en ese desesperado errar hasta encontrar algo que se escapa de la punta de la lengua, ahonda en el ánimo del espectador que quiere ayudarla a encontrar lo que le falta. La empatía con el personaje se establece desde la primera secuencia de la película, donde vemos a Geni irse de su terapia en un taxi y no tener dinero para pagar. Vivimos su angustia y esperamos con ella, en sus huidizas miradas por la ventana y su incapacidad para entender a la asistenta sobre el ensordecedor ruido del aspirador.

Consigue generar desconcierto y trasmitir su conflicto interno, su falta de referencias, en los interesantes momentos en los que trata de verbalizar sentimientos o planes y podemos percibir con meridiana claridad que a quien trata de convencer es a ella misma y no a los demás.

El largo posee una comicidad muy propia, que consigue, si no provocar carcajadas, que el espectador tenga una gran sonrisa en muchos momentos. Especial mención merece el dueto cómico a lo Tip y Coll que se crea entre Geni y su hermana -estupendamente llevada a cabo por Ágata Roca-, la única que trata a Geni como una adulta y defiende su libertad para tomar sus decisiones. Divertidas y tiernas son las escenas en las que se entremezcla la verborrea cínica de la hermana y el estupor de Geni, un humor sutil pero que se agradece.

Muy apropiado el tratamiento que se hace de la regresión al pasado, durante toda la película la protagonista trata de encontrarse a sí misma, tratando de reconocer quien fue y quien quería llegar a ser. Por ello trata de retomar su pasado de la mano de su mejor amiga de la adolescencia, que encarna de algún modo quien ella habría querido ser. Se deja embargar por una relación platónica, de admiración, deseo y sana envidia llevada a cabo por una Geni adulta pero niña a la vez, inocente y pura. Mariana, Valeria Berticceli, es el desencadenante, el punto de giro que Geni necesita para empezar a sentirse viva de nuevo. Con ella vivimos una vuelta a la adolescencia con fiestas de antiguos alumnos, borracheras, decepciones  y viajes en autobús.

Mientras tanto, podemos llegar a entender a Dani, ese marido castrador en su buena voluntad, inmovilista, incapaz de percibir las verdaderas necesidades de cambio de su mujer y la verdadera naturaleza de la relación que les une ahora. Es fácil ponerse en su piel, disculparle, es muy sencillo en su situación volverse hacia esa esquina obtusa y cómoda que impide el cambio en la autocomplacencia del deber, muy bien construido por Pau Durá .

Cómo único punto negativo, puedo decir que la empatía que vivimos al principio y el punto de vista tan claro que existe en la primera media hora de la película, se diluye a lo largo del metraje y perdemos esa subjetividad tan clara y tan adecuada para un largo de estas características. Pasamos de ver al mundo a través de los ojos y la visión de Geni, a verla desde fuera como meros espectadores, de su lado claro, pero de una manera más distante que le resta fuerza al resultado final.

Interesante la elección musical, animosa y festiva, de guateque, que acompaña las fugas de Geni de su vida actual, hasta su huida definitiva, y que nos retrotrae a otro posible titulo que se barajó “Las 3 o 4 huidas de Geni”. Porque en definitiva de eso se trata la película, de esa huida que no es una huida, de decidir si Geni huye o tan solo busca. Yo, sin duda, creo que no es una fuga sino un paseo,  un nuevo inicio. Es bonito y  la vez muy cierto que algo malo puede devolverte a la casilla de salida y permitirte una segunda oportunidad para encontrarte a ti mismo. Y eso es lo que sentimos al final, viendo la estéril carrera de su marido buscando, como dice varias veces a lo largo del film, a esa Geni de antes, esa Geni que no está, esa Geni que ya no es, y que nunca más será ella.

Clara Santaolaya




 
 
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